Llevo varios años pasándola realmente mal y a veces sencillamente no comprendo la razón, ¿por qué? me pregunto, si antes me sentía mucho mejor, luego la respuesta se hace muy obvia en mi mente. Hace años que la estoy pasando realmente mal porque la vida se complica desde cualquier ángulo en el que se mire, es un invento absurdo y retorcido de Dios que sin piedad nos ha arrojado a esta tierra triste y mísera a necesitar y carecer, a desear y no lograr, a querer y no tener. Luego vuelvo a lo mismo, hace años estuve bien, había algo en mí que simplemente estaba bien. Acostumbré a mi mente a estar bien, acostumbré a mi mente a no estar más en una tierra triste y mísera inventada por un autor de mente retorcida, hice de mi vida lo que yo quería que fuera, algo lleno de belleza, de gracia, de misterio y amor, aquello era tan natural para mí, que incluso me preguntaba cómo es que alguna vez fui incapaz de verlo, de sentirlo, cómo es que fui capaz de ignorar algo que es tan grande y obvio, que habla a través de las cosas y que existe más allá de todo mal. Pero luego un día el Señor con su actuar impulsivo, de la nada decidió mostrarme que todavía su creación podía ser aún más retorcida y magistralmente irónica a niveles tan extravagantes e irrisorios que ningún ser humano sería capaz de imaginar, de ahí que mi percepción de su creación regresara inevitablemente a las viejas necesidades, y deseos no alcanzados. Me pregunto a veces si todo esto se trata de tener control mental, como se tiene control mental de un dolor en el cuerpo, por ejemplo, me pregunto si se trata de atención, si la diferencia está en centrar la atención en la belleza de las flores y las montañas o en la oscuridad y ferocidad de las bestias de un mismo paisaje o qué tanto se requiere que uno se dé permiso a sí mismo de sentir estas cosas buenas y esta predisposición en la cabeza a fijarse más en la belleza de las flores que en la oscuridad del paisaje. si mi mente un día decide regresar allí, si un día vuelve a "intentar" ver lo bueno de la vida, sentirlo, acogerlo en mi corazón ¿cuánto tiempo lograría retenerlo allí otra vez?, ¿hasta que Dios decida mostrarme nuevamente otra porción horrenda de su creación?, ¿seré capaz esta vez de evadirla?, ¿puede ser evadida?, ¿es evadirla el punto central en esta cuestión, o tal vez digerirla, enfrentarla, y luego dejarla ir?.
Todas estas cosas aunque parezca que tengo algún control sobre ellas, no es así, sólo van y vienen de mi vida sin ningún patrón reconocible.