Creo que sabemos la receta: esfuerzo y constancia.
Y que la patria del hombre son sus ilusiones.
El que consigue las metas no es el hombre superior ni el mas fuerte, puede que ni siquiera el mas sensato.
El hombre que triunfa es el que fracasa, y por mucho que se hunda siempre queda un rescoldo ardiendo, que al final se transforma en hoguera.
Todo esto es muy bonito de decirlo, pero llevalo a la práctica.
Toma castaña.
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