Soy extremadamente tímido, casi fóbico social en algunas situaciones. Esto hace a mi vida social absolutamente limitada (dos amigos casi tan tímidos como yo y un grupo de viejos amigos que me consideran tonto). A mis veintidós años mis experiencias amorosas se reducen a cero. Nunca tuve novia, nunca tuve relaciones sexuales, nunca besé a nadie. Tampoco tengo ni tuve amigas. A mis compañeras del secundario (mujeres con las que compartí seis horas diarias durante seis años) nunca les hablé sino fue para preguntas puntuales referidas a cuestiones escolares. Hace un tiempo, al regresar de un trabajo de la facultad, camine durante veinte minutos con una compañera que también hacia el trabajo y que compartíamos el mismo camino. Durante ese lapso estuvimos hablando y al llegar a mi casa me di cuenta que nunca había hablado tanto tiempo con una mujer.
Como todo tímido, carezco de las habilidades sociales básicas. Las escuelas psicológicas consideran que esta deficiencia es consecuencia de la timidez y de la restricción de la experiencia social que ésta conlleva. En mi caso (y en el de muchos tímidos) todo lo contrario. Estoy seguro que mi timidez es consecuencia de una deficiencia en la capacidad comunicativa. Yo opino que los demás se dan cuenta de esta deficiencia y la manifiestan a través de estímulos negativos (bullying, indiferencia, rechazo, trato diferente, bromas) que acrecientan una tendencia a la introversión y que van construyendo esa estructura tímida que es tan solida como el acero. Por tal razón, creo que la propuesta en el desarrollo de las habilidades sociales de las escuelas cognitivas y conductistas, o de la autoayuda o la PNL (el mercado de la timidez esta en boga), si fuera seria debería advertir de las limitaciones y de la imposibilidad de llegar a un desarrollo cien por ciento normal. Sí que se puede ampliar y aumentar ciertas habilidades y obtener resultados concretos (amigos, novias, parejas ocasionales) si se invierte tiempo y esfuerzo. Es imposible que no suceda y es tonto creer que no se puede, pero también es tonto creer que se va a lograr la tan ansiada “normalidad”. Va a haber algo que te va a ser diferente, va a haber una “rareza” que siempre va a estar ahí, no importa cuanto esfuerzo, tiempo y dinero gastes en terapias, libros y desensibilizaciones sistemáticas.
Una vez entre a un blog de un autodenominado “maestro de la seducción” que se ponía el mismo como ejemplo de superación de la timidez y del desarrollo de habilidades sociales. En un video comentaba lo tímido y solitario que había sido en su adolescencia y como gracias a un esfuerzo titánico o a una lucha diaria en la que tuvo que obligarse a hablar o a participar en ciertas situaciones pudo superarse y ser sociable. Sin embargo, cuando veías el video te daba la sensación de que él mismo era la peor publicidad para lo que vendía (un video con estrategias de seducción) y también comprendías que lo que decía sobre su pasado tímido no era falso (a diferencia de la clásica estrategia de marketing de los productos de la autoayuda que es la repetición y variación de la formula: “yo estaba tan mal como vos y gracias a lo que dice este libro logré estar bien”) sino que era la mas absoluta y sincera verdad. Había algo en la expresión del seductor, algo evidente y manifiesto, propio de una persona con déficit en la capacidad de comunicación y unida esta esencia tímida a unos gestos exagerados, incorporados, artificiales (que tal vez signifiquen seguridad y masculinidad según los tantos manuales berretas de comunicación corporal que andan rondando por la web y que el seductor probablemente se los leyó, creyó y practico) lograba una imagen patética y grotesca. Este es un ejemplo claro de los límites. El desarrollo es posible, pero el desarrollo no quita dejar de ser el idiota que fuiste toda tu vida.