Pocas cosas más agobiantes y
alienantes
que una habitación de noche
repleta de libros
llena de música
llena de internet
demasiado mundo para ser abarcado por
un cerebro disperso
e inquieto.
Me gustaría un cuarto
sencillo, casi
vacío
(algo así como el cuarto de un motel
o el de un hotel de una estrella
como para que se hagan una idea).
Simplemente una cama
una mesita de luz
un libro de Mark Twain o de Soriano
(cualquiera que contenga el mundo en su interior
sin más complicaciones que las estrictamente
necesarias)
solo ese libro
esa cama
ni pasado ni futuro
solo ese instante de
sencillez
fluir
soñar
de a poco, muy de a poco
soñar.