Según el momento de vida he aprendido a captar mi salud mental, que nunca es la correcta. Igual que el hambre, el aburrimiento aparece, con la gran diferencia de que no tengo comida de la que busco. Y eso es así, como todo, sencillamente, porque es así, es decir, la noción de que estar sano mentalmente es lo "normal" se la dejamos a los que encajan bien con este mundo y son parte de él.
Distintos hábitos sirven para combatirlo el dolor a corto plazo pero apagan más mis lucecitas, como hacerse pajas, jugar muuuuchas horas de videojuegos, ver la tele... lo que apague la cabeza. Y otros, a los que solo tengo acceso estando menos jodido, me permiten mantener los nutrientes durante más tiempo o ser más estable, incluso hilvanar pensamientos que puedan dar lugar a acción. Por ejemplo leer cosas que no aumenten la locura, escribir, o cosas así.
En realidad todas las cosas me aumentan la locura, de una manera o de otra, ya que cualquier cosa que me "tranquilice", cualquier cosa que me permita "aceptar cómo son las cosas" inevitablemente la considero enloquecedora (y necesariamente es estupidizante).
Y también hay medidores, algunos numéricos, de cómo me va la cabeza. La pasta que tenga jugando al poker online antes, el elo en el ajedrez después, el número de copas en el clash royale... cuanto sueño tengo, cuantos días seguidos soy capaz de pasar sin ducharme o cómo de larga tenga la barba, son factores claros.
Hablar con otros juega un papel predilecto en el campo de la evasión temporal,el contacto con los demás toma siempre un cariz sadomasoquista, hablar, sabiendo que hablas solo, pero por necesidad de sentir que te diriges a algo que en el fondo sabes que no es lo que quieres.
Solo a determinado nivel de locura, si bebo, toma fuerza el lado que los cocos insisten en llamar "natural" y podría entonces, aunque sin dejar de sentir la autodestrucción, tomarme en serio el juego. Me vuelvo "social" (canibal). Y me dicen que "no parezco yo". Y caigo bien mientras muerdo.
Ese estado es temporal y con límites (si se desata la locura cualquiera la vuelve a atar), así que nunca va tan lejos como para sentirme "despierto" y a la vez dedicarme a lobear, en el sentido de que, si le vendiese la mentira al tipo que tengo delante, si me follase a la tía que tengo delante en ese momento como ella quiere que lo haga, seguiría sabiendo que al que le estoy dando por el culo es a mi.
Fin.