Te leo y más o menos me leo yo. Me identifico bastante con lo que dices. Yo también era una niña tímida y algunas veces muy tímida; pero sin grandes problemas. Ahora bien, una vez metida la cabeza en la fobia (bueno, por mi parte, la cabeza, el tronco y las extremidades) a ver quién la saca.
Como tú perdí a mis amigas de la infancia justo en el momento en el que más necesitaba que estuviesen a mi lado y justo cuando empezaba a confiar ciegamente en ellas. En fin, al menos también dejé de pensar que lo que sentía era raro al encontrar el nombre d elo que me pasaba.