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23-abr-2007
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AVISO: Este post puede tener cierto tufillo a diario, uno sintetizado pero diario al fin al cabo. En fín, avisados quedáis los que no os interesen tales derroteros, no sigais leyendo si es vuestro caso. Esta es una historia que llevaba tiempo queriendo escribir...
Historia de un chico
Había una vez un chico. Este chico no era feliz, tenía problemas para hablar fluidamente, era malo en deportes y tan sólo mediocre en los estudios. No era bueno en nada, un perdedor nato.
Durante prácticamente toda su escolaridad sus amables compañeros de clase le recordaban que tenía las cejas anchas, que era pálido como la leche pero sobre todo, y esto era lo más remarcable, que no hablaba bien. Cada nuevo año era un pequeño infierno para él, pues tan sólo cambiaban algunos chicos pero siempre había alguien que le insultase, ¿que más da que fuese uno u otro?
Los profesores, no hacían nada, no ayudaban. Alguno decía: “Debe defenderse por sí mismo”. Esta idea pesaba sobre el muchacho como una gran losa, si se defendía verbalmente confirmaba precisamente lo que sus compañeros le decían: tartaja. Él se defendía, todos reían; gran impotencia sentía.
Únicamente quedaba la opción de la violencia física como método de defensa, y así lo hizo. Sorprendentemente, en inferioridad de número, obtuvo una victoria espartana, tal era su rabia que le otorgaba una fuerza inhumana para alguien de su edad.
Pero esta pequeña gran victoria se olvidó rápidamente, reanudaron los abusos; la fuerza de hércules no volvió a él, nunca más.
Obviamente un perdedor como él no fue atractivo para las chicas, que se reían de él como sus homólogos varones. Pidió salir a una chica con un papel escrito, no fiándose de su lengua esquiva. Ella lo rechazó, ¿acaso es esto sorprendente? No de un modo escueto y benigno, no le bastó con escribir un simple “No”, en vez de eso escribió furiosamente un ejécito de “noes” sobre el papel y el chico lo sintió mucho.
No tuvo un amor que le diera alegría de vivir, y en secreto maldecía a las parejas felices que veía, poseían lo que él no tenía.
El fuelle que avivaba el fuego de su vida no fueron las chicas, tan crueles como los chicos, habría de ser la literatura. Oh, maravillosos libros que no insultaban ni le señalaban con el dedo, ellos sólo tenían cosas interesantes que contar, y lo enaltecían, por un momento lo convertían en caballero de la edad media, refulgente armadura, en otro era un vampiro, increíblemente seductor e hipnótico.
Eran reconfortantes, le devolvían las ganas de vivir.
Pero aquello no era real, y tratando de exorcizar su desasosiego dibujaba y dibujaba. En el arte pictórico encontraba la vía de escape a sus sentimientos pues nadie escuchaba. El dibujo también demostró ser útil: le evitaba palizas y recriminaciones de los compañeros de clase, por lo que entregaba algunos de sus tesoros a los cerdos.
En secundaria sin embargo los dibujos perdieron tal utilidad, y los chicos se volvieron aún más crueles si cabe. El chico de nuestra historia llegaba a defenderse en ocasiones, lo que le llevaba a ser expulsado de clase junto a su torturador ¡horror! Llegó a desconfiar más que nunca del profesorado que le ponía en el mismo saco que aquella escoria. Así fue perdiendo algunas clases, hasta que llegó un momento que aceptó estoicamente el abuso, daba igual que expulsaran a uno o dos pues los demás estaban felices de continuar la labor del instigador. Y nunca expulsaban a todos.
Él se sentía tremendamente solo, nadie quería ser amigo de un patético tartamudo, menos aún quería una chica ser su novia.
Se hacino dentro de sí para proteger su cordura, para protegerse de ellos.
Mientras tanto dibujaba, ahora además escribía más incluso que lo primero. Hacía historias truculentas de horror, muerte y monstruos, haciéndolo se liberaba de sus propios demonios interiores.
El arte no fue escape suficiente y llegó un momento en que incluso leer los ejercicios que mandaban los profesores le era dificultoso, se atragantaban las palabras. Leyendo dónde antes no titubeaba, infamia.
Seguía siendo un patoso, las horas de Educación física eran las peores de todas donde se convertía en bufón de todos, el profesor pensaba que era retrasado; su coordinación era realmente mala.
Retrasado o no, obtuvo el graduado escolar, algo que dudaba conseguir. Lo consiguió pese a haber suspendido matemáticas al final (los números eran el gran misterio); fue considerado “apto” para promocionar y promocionó.
En bachillerato no había matones, casi todos los compañeros eran chicas: buenas estudiantes, con novios, amigas entre sí...todo de lo que él estaba falto.
Pasó con gran dificultad a segundo hizo algún amigo incluso. Esta vez no hubo más que algún incidente molesto aislado, no abusos reiterados. Paz grande, descanso al fin.
A pesar de todo, estaba roto. Trató de enrolarse en el teatro pero por su tartamudez le rebajaban a papeles cada vez menos importantes, captó la idea y lo dejó.
Ni siquiera se atrevió a leer uno de sus relatos ante unos pocos chicos y un jurado, cuando ganó un concurso literario del instituto.
Bachillerato resultaba muy difícil, y agobiado terminó abandonando.
Ahora intenta de nuevo sacárselo en una modalidad diferente, el chico convertido ya en adulto joven sigue encontrándose terriblemente solo. Y en su soledad, se pregunta si alguna vez logrará un triunfo notorio, si no sobresalir en un talento llegar a ser especial para alguien, ¿quizás tener un poco de amor?
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24-abr-2007
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corazon_negro, tu vida es la mia. Podrias haber sido yo, yo podría haber sido tu...
Burlas, insultos, palizas, siempre alguien turnandose para humillarte, hasta los que creias que eran tus propios amigos... Las chicas te rehuian, no sabias qué palabras emplear para tratar de "seducirlas", avergonzado y culpabilizado al ver cómo para otras personas era tremendamente sencillo eso de la vida en pareja... Te recluiste en un mundo de fantasia, de libros, videojuegos y musica en el cual nadie te podia criticar por cómo eras, en donde interpretabas los papeles de una vida mejor que creias merecerte... Incluso el gusto por la escritura y el dibujo, modos de plasmar tu vida interior...
¿Quieres que siga? Suscribo punto por punto todo lo que has dicho...
Te doy la mano porque reconozco en ti a un igual... Espero poder hablar contigo y compartir experiencias... Permiteme llamarte amigo...
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24-abr-2007
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En definitiva, maltrato y mucha soledad, siempre buscando un camino que nunca se encuentra.
Muchos de los que estamos en este foro tendríamos bastante que contar de estos temas; no eres el único.
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24-abr-2007
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Corazón Negro, perdona que en el anonimato de internet utilice tu post para decirte que tu historia me recuerda a la de otro chico. Hace de esto ya 20 años, y el era un compañero de clase en 4º de químicas, tendría 22 años. No se le daba mal las ciencias pero a pesar de eso, cada vez que hablaba, se ponía rojo cómo un tomate y todos sufríamos porque no podía acabar sus frases, al final tropezaba siempre y no paraba de tartamudear. Sin embargo, caía bien, sus largas intervenciones en clase eran recibidas con un silencio expectante y casi sepulcral. Era además un tipo sensible y creativo, un encanto de persona, muy seductor. Escribía versos y sabía llevarte a los sitios más sugerentes. Una tarde le vi sentado en un escalón de la facultad, tirado en el suelo, mirándome ... y claro, en mi mente caí rendida a sus pies. Por desgracia el curso acabó enseguida.... Y ayss, mal hecho, me acordé de él todo el verano. Al año siguiente , milagro...ni él tartamudeaba, ni parecía yo importarle lo más mínimo, encima le vi abrazado a otra chica...Tuve que buscarle yo, así que salí con su pandilla, con otros compañeros de clase. Pero mi inhibición me pudo, y supongo que me ganó la competencia y en fin, se convirtió en mi primer amor frustrado. ... Pero siempre me he preguntado cómo ese chico pudo hacer una transformación tan drástica en un sólo verano. Siempre he supuesto que el hecho de no tener miedo y lanzarse a pesar de sus tropiezos, le hizo luego mucho más fuerte de lo normal. Le dieron una beca y creo que se quedó de profesor en la facultad. Ya ves.
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24-abr-2007
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tuve una infancia feliz,una adolescencia feliz,y una juventud horrible¡¡¡¡
ahora tengo 32 años,y me gustaria volver a los 20 cn la mentalidad y salud psiquica que tengo ahora.
los veinte los perdí...,nunca los voy a recuperar.
de los 20 a los 28,estuve muerto en vida,ahora he resucitado pero ya soy mayor.
el tiempo pasa y no descansa....,ay....
si yo hubiera estado bien en la veintena,ahora posiblemente estaria casado ,aunque sinceramente,tampoco me veo así a estas alturas...,es como si no tuviera ya ilusion por la vida en pareja,creo que la edad marchita el idealismo necesario para creer en el amor.
cuanto mas mayo es uno...,menos capacidad de enamorase tiene,y mas racional se vuelve.
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24-abr-2007
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Cita:
Iniciado por isaver
Corazón Negro, perdona que en el anonimato de internet utilice tu post para decirte que tu historia me recuerda a la de otro chico. Hace de esto ya 20 años, y el era un compañero de clase en 4º de químicas, tendría 22 años. No se le daba mal las ciencias pero a pesar de eso, cada vez que hablaba, se ponía rojo cómo un tomate y todos sufríamos porque no podía acabar sus frases, al final tropezaba siempre y no paraba de tartamudear. Sin embargo, caía bien, sus largas intervenciones en clase eran recibidas con un silencio expectante y casi sepulcral. Era además un tipo sensible y creativo, un encanto de persona, muy seductor. Escribía versos y sabía llevarte a los sitios más sugerentes. Una tarde le vi sentado en un escalón de la facultad, tirado en el suelo, mirándome ... y claro, en mi mente caí rendida a sus pies. Por desgracia el curso acabó enseguida.... Y ayss, mal hecho, me acordé de él todo el verano. Al año siguiente , milagro...ni él tartamudeaba, ni parecía yo importarle lo más mínimo, encima le vi abrazado a otra chica...Tuve que buscarle yo, así que salí con su pandilla, con otros compañeros de clase. Pero mi inhibición me pudo, y supongo que me ganó la competencia y en fin, se convirtió en mi primer amor frustrado. ... Pero siempre me he preguntado cómo ese chico pudo hacer una transformación tan drástica en un sólo verano. Siempre he supuesto que el hecho de no tener miedo y lanzarse a pesar de sus tropiezos, le hizo luego mucho más fuerte de lo normal. Le dieron una beca y creo que se quedó de profesor en la facultad. Ya ves.
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Prueba de que las chicas solo vais con el caballo ganador...
Milagro, milagro... eso es fuerza de superación, de cambio, eso es la garra que solo unos pocos valientes tienen, aguantando lo indecible hasta conseguir realizar sus sueños, TODOS, a pesar de los imponderables y de los agresores de siempre...
Solo espero llegar arriba para escupir a todos esos que apostaban un céntimo por mi cabeza...
Politicamente incorrecto... ¿eh? Me la pela...
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24-abr-2007
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Deshauciado: Gracias, significa mucho. Espero que en el futuro podamos compartir experiencias, como dices, y enriquecernos los dos, amigo.
Record: Sé que no soy el único, desgraciadamente otros han tenido similares experiencias, cuanto no peores; lo cual me entristece mucho.
Isaver: Hay que distinguir entre los tartamudos y los que a veces tartamudean, que no es lo mismo, creo que el chico del que hablas pertenece a esta última categoria, yo soy de los primeros, tartamudo de pleno derecho que...en once sufridos años ha llegado a un nivel de experiencia tal que se le puede confundir con los de la segunda categoría.
Pero sigo siendo tartamudo, sé que lo seré hasta que muera, no quiero llenarme de falsas esperanzas.
Además ese chico al menos le iba bien academicamente y al final ha terminado siendo profesor, y ole sus huevos, yo no tengo nada que la sociedad pueda reconocerme; soy bastante cortito para todo lo que sean estudios y escribir bien no vale un pijo mientras eres un don nadie... si me sirve para algun día ser un escritor famoso pues perfecto, pero mientras tanto nada de nada.
Pachaibiza: Maldito aggg, siempre igual, tú ya eres reconocido en este foro no me quites mi fatuo momento ¡Es broma!
Me alegra que ahora ahora estés bien pese a haber pasado una juventud jodida. Al menos tu infancia y adolescencia fue feliz, la infancia jodida lo malo que tiene (al menos en mi caso pero creo que sucede siempre) es que te deja "Roto". Es como un jarron, éste se rompe y puedes pegar las piezas con pegamento pero se siguen viendo las fisuras.
Me dijeron durante tanto tiempo (once años) que era un ser inferior a los demás que ahora no es simplemente llevar actitud optimista (ojala fuera tan fácil) para no creérselo.
En fin, pero pacha tú siempre dices que ahora estas de **** madre y se te ve muy emocionado por casi cualquier cosa y no tienes problemas (por lo que cuentas) con las chicas. Así que muy bien tío.
Respecto al tema razón contra amor... a mi no me concierne de momento (primero que me quieran las chicas, luego podré filosofar del amor)
Los milagros no ocurren, es pura fuerza de voluntad. Por mí tampoco daban un céntimo, demostraré que esos capullos se equivocaban. Tiempo al tiempo.
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25-abr-2007
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Todo el mundo procura caer en gracia al vencedor, y apartarse del perdedor, no sea que te confundan con él y te lluevan parte de los palos.
No hay más remedio; sólo cabe seguir luchando con todo lo que tengáis. Eso incluye la inteligencia, desde luego.
Yo también me identifico en parte con vuestra historia: la infancia y la adolescencia, un calvario. Enemigos por todas partes, y ningún amigo. Pero me sorprenden ciertas diferencias, que se me antojan lamentables.
#declare Sangre = on;
Al principio eran sobre todo chavales mayores, que me encontraban en el patio del colegio y me usaban de bufón, atizándome alguna que otra vez. Después fueron mis propios compañeros los que me hacían la vida imposible dentro y fuera del aula, hasta que llegamos a la edad del pavo, y empezaron a interesarse más por el amor que por la guerra; pero entonces hordas de niñatos que no me llegaban al pecho se acostumbraron a hostigarme cada vez que me encontraban. Una vez que intenté acercarme a la gente de mi edad, para ver qué se traían entre manos, vinieron los pequeños salvajes y me expulsaron de allí a latigazos con ramas de sauce. No había nada que hacer con ellos: no les podía hacer un rasguño, o me ganaría la furia tanto de los profesores como de cualquier otra persona que me viese, de cualquier edad, y me machacarían sin miramientos. Ellos lo sabían, me rodeaban y me dejaban a la altura de un felpudo.
En realidad, te envidio, corazon_negro. Yo nunca tuve el valor de atacar a nadie con todas mis fuerzas. Siempre me podía el miedo a que eso provocase una respuesta aún más contundente por parte de mi adversario, o bien que atrajese refuerzos. Así me agredían impunemente, en actitud de lo más chulesca, incluso tipejos que no me llegaban al cuello ni tenían media bofetada. Era lo mismo: sabían que yo no me defendería, y que cualquiera que se uniese a la fiesta, se pondría invariablemente de su parte. Más de una vez he fantaseado con verme a solas con uno de esos pequeños terroristas en una isla desierta. Allí estaríamos de igual a igual, y yo podría, por fin, agarrarlo por el pescuezo, apretar sin piedad y bambolear su cabeza ya morada con el sublime poder de mis brazos, modestos pero lo bastante poderosos para sacudir a semejantes sacos de escoria pendenciera, o romper sus mezquinas cabezas contra un peñasco, como quien casca una nuez. Me quedaría yo solo en la isla, y antes de morir podría comerme sus tejidos, si es que no me dan asco. Y si no cuento con la supremacía corporal, siempre me queda el recurso de dejar que el cabrón se confíe, esperando que yo me comporte como el bufón amariconado que me cree, y cuando esté despistado, dormido o yo lo atisbe desde un promontorio, ¡catacroc!, pedrusco en todo el cráneo, y enemigo vencido para siempre. Señoras y señores, no se les ocurra tacharme de rastrero por atacar a traición. Es la única forma de vencer a un enemigo más fuerte, y en la selva TODO VALE.
¡Aaaahhh, qué ganas de desplegar mi reprimido lado oscuro!
#declare Sangre = off;
Pero esto no es lo que más me preocupa. Mis compañeros de clase fueron dejando de meterse físicamente conmigo, porque estaban más interesados en los ligues y las salidas nocturnas, en las cuales yo, por supuesto, no participaba. Yo, sin embargo, permanecí ajeno a ese mundo. Vosotros os quejáis de que las chicas os menospreciaban; yo no sentía nada raro en ese aspecto. Nunca intenté seducir a una, por lo que tampoco me sentí rechazado. Hasta casi los veinte años, evitaba pensar en el tema, porque me convencía a mí mismo de que todavía era demasiado temprano para tener pareja, aunque eso no me impedía aceptar como normal que otr@s la tuviesen. Sí me di cuenta alguna que otra vez de que tenía muchas ganas de volver a ver a alguna chica en particular cada vez que me alejaba de ella, y fantaseaba por las noches con ella, pero consideraba normal esa frustración; al fin, estoy acostumbrado a no satisfacerme.
#declare Sangre = on;
En 2º de BUP abandoné definitivamente las peleas físicas. De un modo casi inexplicable, mis enemigos dejaron de agredirme a nivel corporal, aunque continuaron hostigándome de mil modos. De hecho, yo quería llevarme bien con la gente, y eso me condujo a aceptar mil humillaciones. Me propuse evitarlas, pero el progreso ha sido dudoso.
En mis primeros años universitarios, en Vigo, un macho alfa de pacotilla intentaba hacerme la vida imposible, y no tuvo mucho éxito porque me resultaba bastante fácil esquivarlo. Era ligeramente más pequeño que yo, y con una complexión similar, de modo que evitaba el combate físico singular conmigo. Además, era bastante cazurro, por lo que tampoco se le daba bien el enfrentamiento verbal solitario. Cuando nos encontrábamos a solas, me esquivaba, y se le notaba incómodo cuando mi mirada, con entrenada imperturbabilidad, cruzaba la suya. El peligro aparecía cada vez que una tercera persona nos acompañaba, ya que se apoyaba en ella para meterse conmigo (¡a veces al mismo tiempo se apoyaba en mí para cachondearse también de la otra persona, que tiene cojones!). Era el jefe de una especie de manada de lobos, que le coreaban sus aullidos, aunque por sí mismos ninguno de ellos resultaba problemático. Ahí residía su poder temible: la manada irracional, que no habla; sólo aúlla, una siniestra advertencia que embarga tu ser hasta que tu corazón se caga de terror. Nunca se sabe lo que pueden hacer contigo si les da por materializar el asalto masivo que insinúan todo el tiempo. En algún que otro caso en que me incitó personalmente --delante de los demás, claro--, tuve ganas de agarrar sorpresivamente su pescuezo con la mano y estrellarle la cabeza contra la pared, o contra un mostrador de madera, o bien romperle mi paraguas en la cabeza; pero nunca tuve huevos para esbozar el más leve gesto bélico. Hace muchos años que la sangre me da náuseas, pero ahora creo que con la suya me daría un festín sin el menor remordimiento. Imagino su cabeza rota y sus sesos desparramados por el asfalto, y no siento otra cosa que el placer de la venganza anhelada toda una vida.
#declare Sangre = off;
No se me ocurrió plantearme en serio los problemas sobre la relación con el sexo contrario hasta hace muy pocos años. Poco tiempo antes me vi en una situación inusitada: ¡no tenía enemigos! Aquel follonero fue expulsado de la residencia, y el resto de la gente de mi entorno o se llevaba bien conmigo, o pasaba de mí. ¡Gente como Dios manda, por fin!
Y aquí, paradójicamente, nace el problema que ahora más me atenaza. Me he acostumbrado a creer en el respeto. Y el respeto da libertad; en particular, libertad de expresión. Yo no ataco personalmente a nadie, y como no espero que me ataquen a mí, digo lo que pienso. ¿Y qué ocurre? Pues que mucha gente no tolera que uno sea tan libre. Se consideran provocados al ver que dices lo que quieres, o que ejerces derechos que a ellos no les interesan (verbigracia, estudiar en serio), del mismo modo que culpan a una mujer si la violan, porque "iba provocando". No he vuelto a sufrir violencia física abierta (el último incidente que se acerca a ese umbral fueron ciertos puteos del matón anterior de la residencia, que se pueden olvidar a estas alturas), pero vivo bajo la sensación de que eso se ha debido a una enorme casualidad, y que la cuerda puede romperse de nuevo en cualquier momento. Me es muy difícil desenvolverme libremente en mi vida sin generar hostilidades; enemistades que a mí me parecen mezquinas e injustas, pero que no por eso dejan de brotar, del mismo modo que los lobos asedian poco a poco al caminante solitario, le guste o no a éste, esperando a que pierda el temple para devorarlo.
No sé qué hacer. Quiero que deje de avasallarme todo el mundo, pero también deseo conservar mi integridad física --o lo que queda de ella--, y, sobre todo, no acumular enemigos, que el día menos esperado te atacan en manada. Si tuviera amig@s, todo sería más fácil, pero las amistades no las regalan. Estoy acojonado. No lo puedo ocultar más tiempo. No dudéis que me asusta incluso la dificultad que encuentro en este foro para no atraer odios masivos cada vez que opino sobre algo. Supongo que será porque muchas cosas que la gente considera normales, me parecen injustas, y por eso me enfilan, pero, ¿qué demonios hago?
¡Maldita sea!, soy uno de esos cursis - hippies - como leches los llaméis que quisieran ese mundo de paz y amor (¡y mucho sexo, qué narices, pero del bueno!, en el que las mujeres tengan mil orgasmos en cadena por cada eyaculación masculina; ¿dónde está el problema?; ¿acaso les tenemos envidia?; que luego se quedan como maravillosas ninfas pastelositas, abrazadas a nosotros con exhausta satisfacción, y dormimos como ángeles) que los humanos podríamos crear si quisiésemos, orientando nuestros esfuerzos para que la Tierra produzca de una vez lo que todos más deseamos, y dejamos de acaparar, porque hay para todos; y cuando nos cansemos, terraformamos Marte, y el que quiera emociones, que viaje, lea, se dedique al arte o a la ciencia, o ayude de otro modo a hacer esto cada vez más agradable. ¡Cualquier cosa es mejor que jodernos mutuamente, coño! Pero no; a la gente le caigo mal, porque ellos prefieren la guerra; aceptan normas de convivencia para luego traicionar al vecino; saben que no sobrevivirían en el caos, como ningún ser humano actual estaría preparado para hacerlo, pero en vez de colaborar a hacer un orden cada vez mejor para todos, prefieren sacar la tajada parasitando ese orden, mientras los de abajo sufren como esclavos; se quejan hipócritamente de lo que ellos mismos hacen. La gente quiere destrucción, violencia, muerte, y el que quiera mirar más allá, es liquidado sin vacilar.
Y eso es lo que tenemos, por **********.
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He evitado repetir el aviso de corazon_negro, porque quien no quiera leer un mensaje largo, ya se dará cuenta de su extensión al primer golpe de vista, sin necesidad de que se lo explicite. Disculpadme el rollo, pero necesitaba el desahogo, así como señalar que, dentro de lo que cabe, habría preferido parecerme más a Desahuciado o a corazon_negro. Los dos habéis sufrido, puede que más que yo, pero al menos parecéis saber por dónde vais. Aparentemente, en vosotros funciona ese instinto que permite a la mayoría de la gente evitar peleas indeseadas, y que en mí parece fallar.
Os deseo lo mejor. Saludos.
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25-abr-2007
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Corazon Negro siento mucho tu historia,lo habras pasado realmente mal,yo mas o menos tuve una infancia agradable hasta los 11 años,eso si,siempre perseguido por mi extrema timidez,a partir de los 11 años comenze a cambiar,por algunos factores externos y a los 16,cuando mi padre murio,mi vida cambio para siempre,yo ya andaba bastante perdido por entonces pero aquello acabo conmigo.
En fin.....siempre nos quedara Shakespeare
´´La vida es solo una sombra caminante,un mal actor que,durante su tiempo,se agita y se pavonea en la escena,y luego no se le oye mas.Es un cuento contado por un idiota,lleno de ruido y furia,y que no significa nada´´
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26-abr-2007
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leyendo la historia de ese chico me ha pasado algo que raramente me ocurre por aqui, he disfrutado con la lectura, al margen de la historia... Tienes un don
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