Hombre. Si tan solo no te resultases a tí mismo tan complejo las cosas serían un poco menos... ya sabes, difíciles. Eso de que otra persona puede entenderte a veces lo considero una mentira, pues digo ¿si tú mismo no te puedes entender que experimentas las circunstancias, los sentimientos, las emociones y no te entiendes?, menos lo va a hacer una persona externa a lo que sientes. Quizá puede darte pautas y orientarte a tí mismo en tu pozo de emociones desbordadas que te llegan al cuello, pero no será lo mismo.
Mucho menos cuando ya se te han ido las ganas de vivir. No sabes que hacer, que tienes, como lo paras, cuando viene ni cómo prepararte. Lo que sí sabes es que te vas a ahogar en un mar de tristeza y, en mi caso, muchísima ira.
Ira acumulada que solo saben alimentar -aunque inconscientemente, creo- y que un día va a traer grandes consecuencias.
Hoy soñé con el diablo y me dijo que no podía hacer lo que me daba la gana. Que todo estaba regido por normas, incluso la libertad, que sin normas no funcionaban las cosas. Que así era el universo.
Yo le dije que sentía que no pertenecía al universo, y él solo se echó a reír.
Me acompañó en un lento caminar alrededor de mi casa y luego me dijo que la muerte me acechaba. Le dije que eso era bueno.
Entonces desperté en un torbellino de emociones acumuladas detrás de los ojos, sedientos por salir, por explotar. Pero no podían, juro que no podían. Yo quería ayudarlas pero al parecer han perdido el rumbo y volvieron a ese lugar, recóndito en mi mente y en mi alma, en donde se pierden y me hacen experimentar la sensación superficial de no sentir nada.
Pero siguen ahí, buscando la guía y perdiéndome en mis propios sueños.