Bueno, este hilo lo abrí para desahogarme un poco, disculpen las molestias.
Todo empezó hace un año. Conocí a alguien con quien me llevaba de maravilla. Era la única persona con quien me mostraba como soy y no se burlaba, o hacía bromas pesadas, ni nada. Me sentía muy bien con su compañia, era la primera persona a la que consideraba un amigo en toda la expresión de la palabra. El título le venía bien.
Desgraciadamente, no todo es para siempre. Hace algunos meses me comentó de un proyecto que quería llevar a cabo, para esto, yo tendría que hacer más o menos el 80%, entre permisos de maestros, directores, préstamo del equipo necesario... bueno, no me disgustaba hacerlo porque al fin me sentía útil.
El tiempo pasó e invertí la mayor parte de mi tiempo haciendo y deshaciendo, me esforcé bastante para que las cosas salieran bien, falté a algunos compromisos para poder planearlo bien. En fin, el día se aproximaba.
Cerca de una semana antes del "gran día", fui a pedir los últimos permisos. Estuve cerca de 4 horas esperando a que salieran los papeles para firmar, etc.
Un día antes del evento, las personas que nos dieron los permisos, nos cancelan. ¿Y qué pasa? Mi supuesto amigo no sólo me dejó de hablar, sino que antes de azotarme la puerta en la nariz, me dijo que le había fallado, que tuviera más cuidado, que las cosas no se hacían así y que no debió confiarme SU proyecto.
Me siento humillada, ¿acaso pequé de tonta, o en realidad fallé? Tengo una culpa enorme, me esforcé bastante, yo hice practicamente todo, él nada más aportó la idea del proyecto.. lo que más me duele es que esta persona no me vio como una amiga, sino como una palanca para cumplir SUS sueños, yo lo veía como un gran amigo. Tal vez la del problema soy yo por confiar muy rápido.