Buenas noches,
En realidad me registré aquí para intentar entender lo que me pasaba. Tenía un problema de ansiedad muy grave, no era capaz de saber por qué me encontraba en ese estado, no podía funcionar, mi cuerpo estaba tan debilitado que me mareaba a menudo. Todo se complicaba, sola, en un país maravilloso en el cual no tenía familia, pero hete ahí que mis amigos (nuevos amigos de nuevo país), me ayudaron y entendieron que hacía lo que podía, y no perdí el trabajo gracias a su ayuda. Habiendo intentado dejar las pastillas, concretamente unas que se catalogan como antidepresivos, pero que también se recetan mucho en los trastornos de ansiedad generalizada, que es lo que más se parece a lo que yo podía tener..., en fin. El caso es que la ansiedad se me desató de forma brutal debido a un acontecimiento desagradable pero de la vida normal. Y tuve que volver al poco tiempo a las pastillas, porque eso iba a más y mi vida estaba ya literalmente en peligro (no entro en detalles).
El caso es que las pastillas me ayudaron, pero yo hice unos esfuerzos tremendos. Al principio el esfuerzo apenas daba resultado, pero seguí tirando como podía. Pasaron unos meses y empecé a encontrarme mejor de fuerzas, después me enfoqué en el trabajo; había un proyecto interesante, allá fui y enseguida me salió bastante trabajo, y hoy por hoy me siento muy bien, cada día más fuerte, con muchas ganas de hacer mil cosas y haciendo mil cosas muy interesantes... En fin. La ansiedad se mantiene a unos niveles bastante soportables, intento encargarme día a día de las cosas importantes para conseguir objetivos que quiero, que me apetecen.
Entiendo perfectamente lo que es estar en el infierno, a mí me llegó a importar una mierda morirme debido al sufrimiento que padecí. A veces cogía la bici y le metía velocidad y, aunque controlo, no era algo muy conveniente, digamos.
En primavera empezaré a reducir la pastilla para quitármela en un año más o menos.
Este escrito no es para generar polémica de si se puede o no salir, simplemente cuento mi experiencia y estoy contenta de que la historia haya sido así. Me encanta vivir y, como cualquiera, no me gusta el sufrimiento, pero me he encontrado padeciendo una enfermedad que considero muy grave y lo pasé realmente mal, hasta el punto que sentí haber perdido la libertad, y eso sí que no podía soportarlo.
Buenas noches y un abrazo.
