Siempre me acude la inspiración demasiado tarde...
Respecto a lo que hemos hablado esta tarde creo que no se trata de hacer o no hacer, de querer o no querer, de estar quieto, parado, o en movimiento, haciendo. Todo eso lo engloba el hecho de que creo que lo único que se trata es estar en paz con uno mismo, que es, también, estarlo con el mundo y con los demás. Ya está, tan sencillo como eso, y a la vez tan tremendamente difícil a poco que uno sea sincero consigo mismo. Creo que si uno está en paz consigo mismo, realmente en paz, todo lo demás vendrá por añadidura, sin obstinarse en querer o en rechazar, en perseguir o huir, en tender hacia o estacionarse en. Es como hacer una buena acción. La buena acción no produce un resultado positivo, algo bueno. La buena acción contiene en sí misma su propia bondad, no hace falta hacer algo para conseguir otra cosa. Lo que hacemos, lo que decimos, lo que pensamos, ya es lo que nos define y nos posiciona en esta vida que a veces se nos hace tan extraña. Si uno se acepta, si está en paz consigo mismo, no hay conflictos realmente, de verdad; entonces lo que es, lo que se nos aparece y somos, es exactamente lo que ha de ser, el ser y el deber ser coinciden... Bueno, comienza a sonar enrevesado, pero por ahí va lo que intento decir.
Por ejemplo, a pequeña escala, en mayor o en menor grado aunque le repela a mi obsesión por lo absoluto, esta tarde había cierta paz en el ambiente. Paz porque no sentíamos tanto reparo a charlar de nuestros problemas resistiéndonos a ello como podemos hacer otras veces, no había tanto conflicto. Y sin embargo había movimiento, mucho más profundo que de costumbre, mucho más que si habláramos de fulanito, del tiempo, de la última película, de lo que hice ayer... ¿no? Indagar en el problema, explorar, pero sin congoja ni angustia innecesaria. La angustia ya vendrá cuando el hecho golpee, pero de momento ha estado bien este cuestionar, me parece. No estábamos parados, quietos dando vueltas y vueltas a lo mismo sin salida. A trompicones hemos quizás descubierto uno o dos hechos curiosos que se dan en nosotros, o como mínimo nos ha dado que pensar la situación. La situación que era de cierta paz, por sí misma ha creado las condiciones necesarias para que todo lo demás venga, sin forzar demasiado. Como estábamos a gusto, pues surge de manera natural el ser algo más sincero que de costumbre. A partir de ahí uno puede o no darse cuenta de ciertas cosas, y cambiar en consecuencia. Lo otro, el hacer para intentar así cambiar, es imponer una nueva rutina a la mente me parece. El cambio realmente opera si es psicológico, más profundo. Si hubiéramos dicho: "venga, vamos a relajarnos, esforcémonos en ello, intentemos con todas nuestras fuerzas estar a gusto, cómodos", hubiera sido peor. ¿No había pues intención de crear ese ambiente? El hecho es que la hallamos buscado o no esa paz previa, la hemos encontrado, curioso ¿verdad?
Está bien lo que bien está.
En fin, qué más decir. Ha sido una agradable tarde. Gracias a todos