Cita:
Iniciado por Nihilista
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De todo lo que has dicho sólo me voy a fijar en lo que has dicho respecto que aparento ser una buena persona y en realidad tengo tan mala leche como tú.
Una cosa es irritarse igual que uno se irrita ante el continuo y molesto zumbido de un moscardón, y otra sería encolerizarse de tal forma con el animal que espumeara de pura rabia por la boca. Yo no me he enfadado. Únicamente por lo que de tí he podido leer te considero una persona que propaga la miseria afectiva allí donde hace acto de presencia, creas un vacío de comunicación y pretendes anular a los demás, tal vez haciendo eco del propio aniquilamiento que persigues como gran anhelo. Es esa actitud auto-destructiva y destructiva para con los demás lo que no me gusta, y es el creer que quieres mantener e intensificar esa actitud lo que me repugna de la gente que escribe aquí como tú lo haces. No es que yo crea realmente ser el portador de la verdad absoluta, ni que tú seas poco menos que un hereje de mi fe, que es la verdadera... Yo intento, intento, cambiar, y darme ánimos dando ánimos a otros. Tú intentas permanecer en ese estado, y pretendes atraer a otros a ese mismo estado.
Y mi catalogación de moscardón del foro no pretendía ser despectiva, sino simplemente precisa en la descripción de lo que tú y los otros 2 o 3 que pululáis el foro sóis: moscardones portadores de miseria; y sé bien de lo que hablo porque así era yo. Lo que me diferencia de tí en la actualidad es que yo me esfuerzo por profesar un respeto mínimo por el prójimo e intento no escribir sobre aquello que me da miedo o duele sin intentar transmitir un fondo de esperanza en el cambio. ¿Siento desesperación, miedo, ira, dolor? La serie de desgracias y circunstancias que me ha tocado en suerte experimentar créeme que es digna de provocar, en su conjunto y temporalidad, lo que ahora pueda padecer. Pero, ¿por qué voy a querer hacer sentirse mal a los demás sin más objeto que el sentirse mal? A mí me agotó esa actitud, ya lo dije aquí, en este foro, y lo repito; pretender odiar y desconfiar por sistema y por anticipado a todos, incluso a uno mismo, agota, fatiga mucho. Y te hace sentirte mal, muy mal. Yo llegué a la conclusión que ese estado no podía ser natural en un ser humano dispuesto a querer vivir, que esa tensión era un forzar lo imposible.
Me propuse que, del mismo modo que me había empecinado en querer odiar aunque me costara, ahora intentaría comprender, abrirme al prójimo, confiar y compartir, con los demás y conmigo mismo. Y la verdad, no sé si esta actitud es mejor o peor a la larga, si es lo correcto o incorrecto, si es moral o inmoral, bueno o malo. Sólo sé que ahora me voy sintiendo mejor conmigo mismo y con los demás, que albergo esperanzas crecientes en una "cura" para lo que me sucede, y que como efecto añadido, las personas que me rodean y con las que me relaciono, agradecen más esta actitud.
¿Soy buena persona? Sí, me considero buena persona
a pesar de enfadarme, irritarme, asustarme, alegrarme, o incluso de actuar de modo egoísta, malintencionado, etc. Si algo me sugirió de lo que leí hace años sobre budismo (añado que nunca me consideré budista ni sigo su doctrina, y que este nick lo mantengo en la actualidad por la costumbre de usar el mismo desde hace 8 o 9 años
), es que muchos atributos del ser humano que somos son impermanentes, que son las circunstancias lo que crean esos atributos y que como ellas, podrían haber sido distintos. Subyace, como motor de fondo de todo esto, el deseo... Pero esto son cosas que yo entendí del budismo y sin embargo no soy budista ni comprendí nunca del todo esa doctrina, y creo que irremediablemente las circunstancias están ahí y debemos responsabilizarnos con ellas como parte de uno mismo, no como algo ajeno, y que pretender deshacerme de mi humanidad a mí me parece un suicidio de mi conciencia, algo que realmente me aterra. Otros que crean lo que quieran; antes prefiero no creer que querer sentir fe por miedo en vez de sentir verdadera fe.
¿Soy buena persona? El miedo a muchas cosas me impide demostrarlo a menudo; aún en actos que serían una demostración de bondad tan nimios y evidentes como es por ejemplo ayudar a alguien a subir una pesada maleta por las escaleras del metro debo luchar contra la vergüenza... ¿Qué es ser buena persona? ¿Es serlo y sentirse así o demostrarlo, manifestarlo? ¿Si hago actos buenos ya soy buena persona? ¿Y si pese a realizar actos buenos me sigo considerando mala persona? ¿Si soy buena persona, lo seguiré siendo aunque cometa actos malos o por omisión deje que sucedan cosas malas?
Como ves considerarme buena o mala persona es bastante complicado. Yo no puedo evitar catalogar a menudo a las personas por una cierta sensación que en determinadas personas se me hace bastante inmediata e intensa, que me dice si esa persona es en el fondo buena o mala persona. Cierta actitud, cierta sonrisa, la propia forma de reír, una broma que haga, cómo trata a otros y a mí mismo... ¿Me engaño? Es muy probable, y más cuanto más implicado esté yo emocionalmente me temo, y sin embargo la experiencia y ante circunstancias bastante objetivas me ha confirmado que rara vez suelo equivocarme en la
esencia de esa primera impresión. Me gusta creer que ese prejuicio mío me dice en realidad cuánto una persona en concreto se deja llevar por sus propios miedos, anhelos, por su egoísmo capaz de imponerse a la inconveniencia ajena por mucho que perjudique a otros y la satisfacción personal sea poca. Pero no acabo de estar nunca seguro de todo ello, siempre está ahí la duda, o la esperanza, quién sabe...
Si algún efecto "colateral" tiene de bueno ser tan tímido es que siempre he intentado dañar lo menos posible al prójimo, al menos hasta donde me he atrevido también por timidez y miedo. Y al mismo tiempo es este el interrogante que me preocupa: ¿Me siento buena persona por mi miedo a importunar y dañar al prójimo o porque realmente lo soy y deseo el bien del prójimo? Que hasta hace poco no haya querido querer ese bien del prójimo y me esté esforzando por el bien para mí mismo dice poco a favor de que quisiera el bien de los demás, pues se me hace poco practicable amar al prójimo si no se ama antes uno mismo.
Pero esta es la diferencia: que si antes quería no amar y quería sentirme mal, ahora quiero compartir y sentirme bien, al menos sea ello para darme la oportunidad de seguir tanteando a ciegas, que aunque sea a ciegas, seguirá siendo un tantear precisamente, un buscar, una intención de mejorar. Lo peor es hundirse en ese pozo de lodo que traba, que empantana nuestra vitalidad y nos va consumiendo poco a poco. Yo vislumbré lo que podría haber sido vivir sin sentir ni siquiera el dolor y el miedo, sin sentir siquiera aquello que queremos evitar; y eso sí que es la muerte en vida, y yo no quiero eso. No.