Acabas acostumbrándose y el escozor se transforma en un ligero picor.
Y aprendes a leerles los ojos así que sabes cuándo no debes acercarles la mano.
El último felino juguetón de la casa solía agarrarme con las patas delanteras y hacía el 'ataque del conejo' con las traseras, (Bautizado así por la similitud del movimiento con el correteo de los conejos lol) también hacía uso de sus colmillitos, se iba emocionando y acababa bastante magullada. Pero no podía evitar jugar con él, es demasiado divertido.
Pero ha crecido y ya no le pone ímpetu. A veces hace como que me muerde, pero se cansa enseguida y me manda a tomar por culo.