Seguramente habrás oído decir que el tiempo cura todas las heridas. Pero si hace muy poco que rompiste, quizás eso te suene a frase vacía. Y es que el tiempo es solo una parte de la solución. Por más que sepas que una herida en la piel sanará con el tiempo, en el momento duele un montón, ¿verdad? Lo que tienes que hacer es tratarla para que no duela tanto y asegurarte de que no se infecte. Pues lo mismo pasa con una herida emocional. Mientras permites que el tiempo haga su parte, puedes tomar algunas medidas para aliviar el dolor que ahora sientes y evitar que la amargura te “infecte”.
No reprimas tu angustia. Es más, si ves que lo necesitas, llora. Llorar no significa que seas débil. Hasta un valiente rey guerrero como David lloró cuando estuvo muy angustiado. “Por las noches lloro tanto —escribió— que mis lágrimas empapan mi almohada.” (Salmo 6:6, Traducción en lenguaje actual.)
Busca qué hacer. Sigue haciendo las cosas que te gustan. Además, ahora es más importante que nunca que no te aísles. Pasar tiempo con gente que de verdad te quiere te ayudará a concentrarte en cosas más positivas.
Es cierto que te hubiera gustado coronar tu relación con un final feliz, pero piensa en esto: en plena tormenta quizá solo veas un cielo oscuro y tempestuoso. No obstante, tarde o temprano deja de llover y el Sol vuelve a brillar. Recuerda que muchos hemos pasado por lo mismo y nos hemos recuperado, y ten la seguridad de que tú también lo lograrás.