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12-ago-2009
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La familia disfuncional: cómo reconocerla y buscar ayuda
Ser buen padre o buena madre es una tarea difícil. Es un trabajo diario que nunca termina. Es tal vez la tarea más ardua que realizará cualquiera de nosotros; porque implica estar mentalmente sano y dotado de paciencia en extremo. Se necesita saber satisfacer las propias necesidades con los propios recursos y tener, además una pareja que lo/la apoye a uno en el proceso.
Es sorprendente comprobar que en nuestra sociedad existe una sutil, pero cierta, exigencia que consiste en que, por el hecho de crearse un nuevo grupo familiar, sus miembros están obligados socialmente a criar a sus hijos de una manera "sana y exitosa" --- whatever that means….
Se espera que una vez constituida una familia, ésta, por sí sola pudiera lograr o debiera alcanzar el propósito señalado. Tal vez por esto, es que los jóvenes se lanzan poco precavidamente a formar nuevas familias, sin conocimientos o sin orientación.
Experiencias nutritivas y saludables
Pero, también es cierto que siempre se ha insistido en lo difícil que es ser padres, especialmente en los tiempos actuales.
De manera general puede afirmarse que las habilidades, las destrezas y competencias que cada pareja puede exhibir en la compleja tarea de ser padres y educar, depende muy importantemente del conjunto de experiencias nutritivas y saludables que cada miembro de la pareja, pueda haber tenido en su propia práctica de hijo/a dentro de una determinada familia.
Es como si cada uno de nosotros, en base a las costumbres de la niñez, dentro de nuestra familia, haya ido grabando su propio disco duro mental construyendo ese necesario padre/madre interior protector, habilidoso que en la vida adulta se va a exponer para guiar y formar a los hijos propios.
Pero no todas las personas tienen la suerte de grabar un disco duro mental saludable y creativo, que le sea efectivo más adelante para cumplir su rol paterno.
Es más, una gran mayoría de personas, de acuerdo a los resultados que vamos observando diariamente en los medios de comunicación, ha grabado un impresionante conjunto de mensajes contradictorios, confusos, defectuosos, negativos y poco sanos, que llevan al fracaso en la tarea encomendada: la de criar hijos sanos y felices --- por esa razón el mismo ciclo desacertado se perpetúa.
Una familia ineficiente y problemática
Cuando esto ocurre con ambos miembros o con los familiares cercanos, decimos que se ha creado una familia disfuncional, es decir una familia ineficiente, problemática, que no funcionará bien, porque no sustenta, no escucha, no incentiva, critica y manipula y por lo tanto: una familia que no realizará sus objetivos.
Una familia disfuncional tiene diversas características específicas, investigadas por los terapeutas familiares y otros especialistas en la materia.
Revisemos algunas de las características más centrales de estas familias:
1º.Dentro de una familia disfuncional existe una incapacidad para reconocer y satisfacer las necesidades emocionales básicas de cada uno de sus miembros; aunque pueda existir el deseo de encargarse y proteger a los niños, no se sabe o no se entiende claramente cómo hacerlo en una forma natural y espontánea. Ambos padres o uno de ellos se siente íntimamente presionado a cumplir con su tarea, y tal presión interna se convierte en ansiedad, en desasosiego y exigencias hacia el propio niño para que cumpla su desarrollo de acuerdo a lo que los padres esperan y no de acuerdo al ritmo natural evolutivo propio. Cuando esta presión interna es muy intensa y persistente, los participantes caen en la desesperación que suele convertirse en castigos físicos y/o malos tratos psicológicos que dañan profundamente la psiquis del niño o joven. Que lo confunden, lo angustian y lo atemorizan. Porque el niño necesita oír a su alrededor voces acogedoras, tiernas y tranquilas.
2º Los miembros de una familia disfuncional, generalmente son personas psicológicamente rígidas, exigentes, críticas y desalentadoras; que no pueden, no quieren, o no saben reforzar y recompensar cálidamente los logros paulatinos de los niños y premiar sus esfuerzos, si este se comporta bien. Seres que piensan, rígida y equivocadamente, que es deber del propio niño cumplir correctamente y a tiempo todas sus operaciones.
3º Siendo personas rígidas, éstas adoptan gestos, aficiones e intereses que tratan de imponer a toda costa a los demás miembros, mientras asignan cerradamente sus criterios a los demás destruyendo la comunicación y la expresión natural y personal de cada uno y con ello, anulan su desarrollo como persona.
4º Tampoco saben cómo discutir abierta y naturalmente los problemas que aquejan al grupo familiar y se recurre, entonces al mecanismo de negar u ocultar los problemas graves. Se imponen sutil o abiertamente prohibiciones o tabúes dentro del grupo, se desarrolla una sobreprotección melosa que impide que el niño pueda aprender de sus propios errores. El sentimiento de fracaso de los padres en su tarea puede llevarlos, y muchas veces lo tienen de antes, a un vacío interior y a un estado de angustia que suelen paliar a través de consumo de tranquilizantes, alcohol o drogas, o a comportamientos adictivos, como son el trabajo excesivo, el comer en exceso, o la actividad sexual promiscua --- lo que, por sí, sólo agrava el problema. Cuando el vacío es mayor, y se produce un distanciamiento anormal y el abandono real del niño, la familia se quiebra y se descompone y se pierden los objetivos vitales.
Desorden de roles y sentimiento de abandono emocional
5º Dentro de una familia disfuncional se produce un desorden y confusión de los roles individuales, llegándose a una real inversión de papeles por lo cual los padres se comportan como niños y éstos recibiendo exigencias de adultos, se siente obligados a confortar a sus inmaduros padres y al no lograr hacerlo, los niños se sienten culpables de los conflictos de los mayores.
Se esfuma así la inocencia, la creatividad, la transparencia de la niñez y se desarrollan actitudes de culpabilidad, fracaso, resentimiento, ridículo, depresión, auto-devaluación e inseguridad ante el mundo social que les rodea.
6º Cuando un niño se desarrolla dentro de una familia disfuncional lo que más siente es el abandono emocional y la privación. Cuando esto sucede, el niño responde con una vergüenza tóxica muy arraigada que engendra ira inicial, ya que no hay nadie que lo acompañe y se dé cuenta de su dolor. En estas familias los niños sobreviven acudiendo a todas las defensas de su ego y su energía emocional queda congelada y sin resolver.
7. Cuando los padres toman conciencia que contaminan sus vidas con arranques de ira, reacciones exageradas, problemas conyugales, adicciones, paternidad inadecuada, miedos y relaciones dolorosas y nocivas, tienen que asumir conscientemente sus propias limitaciones como personas y buscar ayuda en otras personas sanas, ya sean familiares o amigos o terapeutas que tengan condiciones personales para ayudar de manera segura y eficaz.
Entendemos por personas sanas aquéllas que entre otras características saben escuchar, aceptan sin juzgar, son claras, y en las relaciones, no son competitivas ni generan mensajes conflictivos.
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La familia disfuncional, la dinamia de los grupos y sus aplicaciones prácticas (IV) - Monografias.com
http://www.fobiasocial.net/nacidos-para-sufrir-32353/
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Última edición por Trans_Zen; 12-ago-2009 a las 17:33.
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12-ago-2009
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"Todo comportamiento absurdo tiene su prehistoria en la infancia temprana" (Alice Miller - Por tu propio bien)
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12-ago-2009
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:cool:
Cita:
Iniciado por Caín
"Todo comportamiento absurdo tiene su prehistoria en la infancia temprana" (Alice Miller - Por tu propio bien)
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joder citas a Alice Miller!, exacto, ella pensaba que todas los niños que sufrían algun tipo de abuso o carencia en la infancia, fruto de familias disfuncionales y conflictivas, desarrollaban sin excepción algún tipo de "trastorno" o "patología", desde la esquizofrenia a un trastorno de personalidad o una neurosis. (justo ayer me contaba mi psico)
Pero claro muchos otros psicólogos están empeñados en negar este extremo, y la putearon mucho.
Existe un libro de esta autora, cuyo título traducido al español sería algo así como " Te joden vivo", mas gráfico imposible.
Otro día hago un post sobre triangulaciones perversas, teoría de los apegos,..etc. (aunque ya veo que Caín está en sintonía y se me ha adelantado por sus mensajes publicados ¿causalidad?) Tus mensajes no tienen ningún desperdicio, a ver si los puedes reunir en un solo post.
http://www.fobiasocial.net/creeis-qu...s-padres-1707/
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Última edición por Trans_Zen; 12-ago-2009 a las 18:13.
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12-ago-2009
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Así es mi familia, y lo peor de todo es que yo era la pequeña, a quien joder por no poder defenderse.
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12-ago-2009
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Si, creo que estamos en sintonia Trans_Zen. Voy a ver si leo tus mensajes.
El problema es que yo me expreso muy mal, lo entiendo pero me cuesta después explicarlo, por eso suelo poner directamente las citas.
He leído varios libros de Alice Miller, el de "Te joden vivo" no lo he leído, y me han ayudado mucho a entender mi problema y el de mi familia, una familia encubiertamente narcisista, como las clasifican en Psicopatía y Narcisismo: Características de la Familia Narcisista
El otro día me decía un forero que es muy fácil echar la culpa a tus padres, yo creo que es justo al revés, e incluso como ellos lo saben, se aprovechan de la relación familiar, porque sino fueran familiares no les habríamos aguantado ni una décima parte.
Un saludo.
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12-ago-2009
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Muy buena la info, yo también crecí en una familia disfuncional y creo que le debo mucho de mi fobia social, describe prefectamente el vínculo que tuve con mi madre.
Aunque ese informe habla solo de la autoridad despótica y pienso que la sobreprotección también puede ser disfuncional
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12-ago-2009
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Algunas frases que he ido apuntando de los libros de Alice Miller:
"El que un ser humano ande en busca o se muestre "ávido" de afecto será siempre un indicio de que está buscando algo que nunca tuvo y no de que se niega a renunciar a algo porque durante su infancia lo tuvo en exceso".
"A un ser humano le es difícil concebir algo monstruoso si no lo ha experimentado de algún modo en carne propia. Pero resulta que tendemos a trivializar las experiencias infantiles". (Yo creo que no sólo a concebir sino a experimentar de nuevo. No se si viene al caso, pero mi teoría de las mujeres maltratadas es que en su infancia ya experimentaron algo parecido, y les resulta "familiar")
"En la edad adulta no se avanza nada recurriendo a los reproches, la indignación o los sentimientos de culpa, sino comprendiendo la situación y el contexto" (Que quede claro que no se trata de venganza, sino de entender lo que pasó)
"El auténtico perdón no bordea la rabia sin tocarla, sino que pasa a través de ella. Sólo cuando pueda indignarme por la injusticia que cometieron conmigo, cuando advierta el acoso como tal y pueda reconocer y odiar a mi perseguidor como tal, sólo entonces se me abrirá realmente la vía del perdón. La ira, la rabia y el odio reprimido dejarán de perpetuarse eternamente sólo cuando la historia de los abusos cometidos en la primera infancia pueda ser revelada. Y entonces se transformarán en duelo y en dolor, ante la inevitabilidad del hecho, dejando, en medio de ese dolor, cabida a una verdadera comprensión".
"Si un adulto ha tenido la suerte de rastrear hasta sus origenes la injusticia personal y específica que sufrió en su infancia, y vivirla con sentimientos conscientes, él mismo se dará cuenta con el tiempo -y mejor sin ningún tipo de asistencia religiosa o pedagógica-, de que en la mayoría de los casos sus padres no lo torturaron ni lo maltrataron mal por puro placer o exceso de energía o de vitalidad, sino porque no podían hacer otra cosa, dado que ellos mismos fueron alguna vez víctimas y, por consiguiente, creían en los métodos tradicionales de la pedagogía".
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12-ago-2009
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Cita:
Iniciado por CAPA
Aunque ese informe habla solo de la autoridad despótica y pienso que la sobreprotección también puede ser disfuncional
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Sobreprotección: Amores que asfixian
Los primeros seis años
Padres sobreprotectores piensan que a mayor cantidad de cuidados, mayor es el afecto que entregan a sus hijos. ¡Gran error! El exceso de preocupación les dificulta el desarrollo de su personalidad.
Por instinto los papás tienden a proteger a sus hijos. Los ven pequeños, dependientes e indefensos y sienten la necesidad de abrazarlos cuando lloran, de prevenirlos de los peligros, de mostrarles lo que pueden y no pueden hacer, de atender a sus problemas cuando están tristes.
También se preocupan de que les pueda ocurrir algo: cuando duermen, especialmente si es recién nacido, se acercan a comprobar si respira bien; ante una fiebre, consultan al médico y curan sus heridas cuando caen. Es lo normal de un padre hacia su hijo.
Proteger más de la cuenta
Muchas veces, sin embargo, la atención normal se transforma en aprensión y algunos padres demuestran una preocupación excesiva. y más que proteger a los hijos los sobreprotegen.
¿Cómo? Cuidándolos más de la cuenta.
Viven pendientes minuto a minuto de las necesidades del niño: si tiene hambre, si el clima está muy frío para él, si es hora de vestirlo, si se puede caer, si le toca bañarse...
Se desvelan al verlo triste o enfermo. No entienden que a veces prefiera estar solo en su pieza.
Cuando llega la edad de las obligaciones escolares, son los primeros en sentarse a hacerle las tareas. El resultado: niños caprichosos, habituados a una vida hecha, siempre protegidos, llenos de límites y recomendaciones. No llegan a conocer lo que es frustrarse ni tener contratiempos. Las responsabilidades, si las tienen, son compartidas.
¿Mal nacional?
Con mayor o menor intensidad es acertado decir que en Chile se tiende a sobreproteger a los hijos. "Casi como parte de nuestra idiosincrasia", afirman algunos. Muy distinto a otras culturas, como la norteamericana, donde la educación incentiva a los niños la autonomía des- de sus primeros años de vida. Basta recordar la sorpresa de algunas mamás locales cuando vuelve la amiga chilena que partió becada con el marido y cUyo hijo de dos años ya sabe comer solo, no usa pañales, toma la leche en vaso, y en general participa mucho más de los quehaceres diarios.
En nuestro país, en cambio, las mamás y muchas veces también las empleadas, exageran en atenciones y mimos, mucho más allá de lo conveniente para el desarrollo de la madurez e independencia de los niños.
"Uno lo puede ver en los colegios- asegura la educadora de párvulos M. Clara Valencia: Hay una tendencia generalizada a empequeñecer a los niños. Los padres exigen a sus hijos menos de lo que corresponde a su edad; no los dejan asumir responsabilidades para que vayan adquiriendo autonomía. Y los ven como niños aunque hayan entrado a la universidad".
Así llegamos a esta realidad:
- Niños de seis años que hay que vestir todas las mañanas para que no lleguen tarde al colegio.
- Muchos a los siete años todavía toman la leche en biberón.
- Niños que nunca ordenan sus cosas porque "para eso está la mamá". .Escolares de diez años que esperan a la mamá para hacer juntos las tareas.
- Niños que almuerzan sólo lo que les gusta comer.
"Y los padres contemplan estas situaciones sintiendo que es lo normal en hijos que reciben mucho cariño", explica la psicóloga infantil Carmen Birke. Agrega: "Para ellos, amor y mimo son proporcionales, ya mayor cantidad de cuidados, mayor es el afecto que creen expresarle a sus hijos. No saben que al sobreprotegerlos de esa manera no les están ayudando a ser niños fuertes, seguros e independientes. Por el contrario, le están impidiendo un desarrollo armónico e ideal de su personalidad".
Cariño imprudente
Si se analiza las actitudes en que caen los padres sobreprotectores, éstas se pueden resumir en las siguientes premisas:
- No exigen a sus hijos de acuerdo a la edad que tienen.
Entre los 0 y los 6 años se deberían vivir una serie de etapas de crecimiento, desde caminar, dejar el chupete, comer solo, sacarse los pañales, hasta pasar de biberón a taza...Son avances que los padres sobreprotectores no alientan a sus hijos, a veces por comodidad, pero también por no exigirles. "Pobrecitos, si son tan chicos todavía", se les oye decir. Y dejan huella: porque el niño que no tuvo la necesidad de esforzarse de chico tiene dificultades para hacerlo cuando es mayor.
- Impiden que los niños asuman sus responsabilidades.
"Mamá es hora de que me vistas", "hoy me tienes que bañar", " ¿quién me va a ordenar mis juguetes?"...
Cuando los padres acostumbran a los hijos a hacerles todo, los niños se acostumbran a no hacer nada. Para la mamá puede ser más rápido y cómodo porque se asegura que las cosas quedan bien hechas -según ella-, pero es necesario irle traspasando responsabilidades al niño de a poco, dejarlo que se equivoque. Sólo con la práctica de hacer cosas va a poder desarrollar habilidades y adquirir hábitos.
- No educan hijos autónomos.
A los seis años, los niños adquieren sus primeras responsabilidades escolares. Importante es que se involucre. Hay que enseñarles desde el principio que es su responsabilidad y no de los padres el que lo cumpla.
Otro error frecuente
- Quieren solucionarle todos sus problemas. Los padres sobreprotectores no soportan la idea de que sus hijos sufran o experimenten frustraciones. Y si se les pierde un juguete, la mamá puede pasar la tarde buscándolo, mientras el "pobrecito" pasa la pena viendo televisión. Después, cuando pelean con algún amigo, es la mamá nuevamente la que hace de árbitro para enmendar la relación.
Así es difícil que el niño aprenda a reaccionar correctamente frente a situaciones de conflicto. Además, hay que recordar que en esta edad son los juguetes y los amigos, pero después los problemas son más complicados.
- Frenar los ímpetus de independencia. Para los niños de esta edad -sobre todo a los dos años cuando les viene una arremetida de independencia-, la vida es una aventura y si constantemente se les está mostrando el peligro y los riesgos que supone el salir a explorar, van adquiriendo una actitud temerosa y negativa frente al mundo. "Abríguese, que se puede resfriar", "cuidado con el perro que lo va a morder", "no se suba ahí que se puede caer". El freno permanente sobre los hijos los lleva a ir perdiendo confianza en sí mismos.
Causas frecuentes
Son varias las causas que pueden motivar a los padres sobreprotectores. Las más frecuentes son enumeradas por la psicóloga Carmen Birke:
- Los padres que han tenido un modelo de padres sobreprotectores, en cierta medida tienden a repetirlo porque es el único que conocen.
- Los padres no quieren repetir la falta de cariño que les tocó experimentar a ellos y se van al extremo opuesto de darlo todo y no exigir nada.
- Padres con alguna experiencia traumática previa que los hace adoptar una actitud sobreprotectora para evitar una repetición.
- El caso de padres adoptivos que buscan compensar la falta de paternidad biológica desviviéndose por el niño.
- Padres mayores que cumplen la tarea de abuelos regaladores más que educadores.
- Padres de un hijo único en quien concentran atenciones, cuidados, mimos, y todo el tiempo del que disponen.
- Padres con sentimiento de culpa: cuando el trabajo los mantiene gran parte del día lejos de la casa, compensan la ausencia con mimos excesivos, "pobrecito cómo lo voy a retar cuando estoy con él, si apenas lo veo".
Todos ellos son malcriadores. No asumen la educación del niño como un fierro que hay que forjar.
El otro extremo
¿Cómo saber cuánto se le puede exigir a los niños y cuándo hacerlo?
Así como se cae en sobreproteger a los hijos y se les asfixia con atenciones, la balanza puede irse al otro extremo donde los padres aceleran el proceso de crecimiento más allá de lo que les corresponde.
Ellos los impulsan a realizar las cosas solos y si los ven tímidos reaccionan fuerte: "Tienes que aprender a nadar antes que los demás", "vamos, salta sin miedo".
Ni tanto ni tan poco. Para educar no hay reglas ni recetas. Todo depende del niño, de su ambiente familiar, su personalidad, si tiene hermanos, su ubicación entre ellos...
Hay que observar... Saber si son felices o no, lo que pueden hacer, qué les cuesta más, qué les gusta.
Cada hijo es distinto y por ende hay que exigirle a su medida. Al que es más regalón y está siempre pidiendo ayuda o que le hagan las. cosas, hay que ir enseñándole a hacer por sí mismo, de a poco y con paciencia, para que vaya adquiriendo autonomía.
Al hijo independiente, en cambio, que dice que es grande y puede hacer sus cosas solo, dejarlo crecer, proporcionándole también la seguridad que siempre necesita.
http://www.guaydil.com/es/index.php?...ulos&Itemid=86
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Uno de los más grandes yerros en que puede caer el padre de familia dentro del proceso de crecimiento de sus hijos es llegar a la sobreprotección, a esa sobreprotección que asfixia, que ahoga al niño y al adolescente, que no le permite evolucionar a su ritmo ni alcanzar la pronta autonomía que sin duda resulta ser el éxito del crecimiento personal. Decimos esto porque por alguna extraña razón hemos recordado dos casos que se suscitaron hace ya algún tiempo, allá por inicio del año lectivo, y que sin duda hablan de lo que un padre no debe hacer frente al desarrollo evolutivo de sus hijos.
Me comentaba una directora de jardín de infantes que por ahí cuando arrancaba el año escolar, el día en que su establecimiento llamaba a clases a niños de maternal (2 años) llegó una madre con su pequeño, lo llevaba cargado, lo acariciaba frecuentemente y no dejaba de apapacharle. Llegó el momento crucial cuando debía la mamá dejar al niño para que se iniciaran las actividades. Obviamente lo esperado, lo lógico en un momento así, el pequeño lloró y ella volviéndose hacia la educadora, le dijo: “Está muy chiquito, es mucho para él. Me lo llevo nomás”.
Por esos mismos tiempos el noticiero matinal que suelo escuchar todos los días por la radio, revelaba otra realidad no menos penosa. En esa apertura que a ratos inoficiosamente hacen de sus micrófonos, un padre de familia de una aspirante a primer curso de la Facultad de Medicina de la universidad, decía protestando: “Cómo es posible que hoy se exija tanto y se cierren oportunidades para que los alumnos vayan a la universidad. A mi hija la obligan a estudiar veinte páginas para que sobre ello dé una prueba de conocimientos…” Y seguía el padre quejándose de, en su criterio, la implacable e injusta exigencia para quien aspiraba a que algún día ejerciera la Medicina.
Dos extremos de una realidad, dos caras de una misma moneda. El querer que para los hijos las cosas sean fáciles, que no lloren cuando pequeños y que pasen por la vida sin ninguna demanda por pequeña que fuere alcanzando metas y objetivos.
En ambos casos equivocación fatal pues con ello se niega no solo la capacidad de adaptación del ser humano sino la inteligencia que este tiene para crecer y construirse sobre sí mismo. E l que sobreprotege sin duda hace más daño que bien, sin duda corta alas y rompe toda posibilidad de desarrollo autónomo, opaca, disminuye potencial de aquel por quien vela.
Ojalá, estimados lectores, que estos dos casos aislados, engarzados por una misma equivocación, nos ayuden a reflexionar en el hecho importante de que el ser humano requiere para crecer, primero libertad, luego confianza en sí mismo y respeto del entorno afectivo en el que crece.
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Vamos que se pude anular, reprimir o asfixiar todos los potenciales de un hijo de mil formas. :S
En un documental sobre Fs se hablaba de este tipo de padres asfixiantes, no ya sobre protección, sino la negación de la propia individualidad, se le niega que pueda tener derecho a pensar, tener ideales propios, sentir emociones (se les suele negar las emociones y conductas negativas con el " no tienes derecho a enfadarte, no tienes derecho a quejarte"), mostrar enfado, ira, tristeza, disconformidad, etc. Es el "hijo objeto", una posesión más. Este tipo de represión sutil va minando la personalidad del infante lentamente...y en la adolescencia suele explotar con algún tipo de neurosis.
Estos padres trasladan una serie de esquemas cognitivos trágicos: "si lo vas a hacer mal no lo hagas" "para equivocarte mejor ni lo intentes" y todos esos dogmas entran en conflicto directo con la espontaneidad, la creatividad, el derecho a equivocarse, ensayo-error. Hijos apocados, inhibidos, pusilánimes, temerosos, dependientes, son la consecuencnia directa.
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Última edición por Trans_Zen; 12-ago-2009 a las 21:31.
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12-ago-2009
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Yo, también, provengo de una familia disfuncional y creo que este hecho marca de por vida.
El punto del mensaje ,que ha escrito Trans_Zen, con el que más me identifico es con el sexto.
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13-ago-2009
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Tenía ganas de compartir la teoría de las triadas y triangulaciones perversas/sádicas, términos que por fin pueden explicar lo que estoy sufriendo en carnes propias sin saber desde entonces de que trataba el jueguecito, solo lo intuía, pero nadie me explicó cuales eran las "reglas" exactas, he tenido que descubrirlo por mi mismo, porque en cualquier tipo de maltrato psicológico la víctima queda sumida en un estado de confusión, queda noqueada, y le parece que este mundo esta plagado de psicópatas, hasta en la propia familia.
ESTRUCTURA FAMILIAR Y TRIANGULACIONES
Lealtad familiar: Delegación.
El concepto de Lealtad es un tema central en la obra de BOSZORMENY-NAGY. Este autor ha desarrollado la "Terapia contextual" esta es una modalidad no directiva que: propiciando la comprensión y confianza mutuas favorece el diálogo entre los miembros de la familia y, por consiguiente, el cambio. Su tesis central es que las perturbaciones de los individuos y las familias son la manifestación y consecuencia de un desequilibrio entre el dar y el tomar de ahí, el objetivo de equilibrar el "registro de méritos", tema que consideraremos en el apartado siguiente.
La lealtad es un sentimiento de solidaridad y, compromiso que unifica las necesidades y expectativas de una unidad social "la familia" y los pensamientos, sentimientos y motivaciones de cada miembro.
Se considera que el individuo está inserto en una red de lealtades multipersonal. Dentro del contexto de esta red estructurado, se exige que cada persona cumpla las expectativas y obligaciones del grupo.
La dinámica familiar se vuelve más transparente en cuanto se descubre quién está ligado a quién por una lealtad abierta o encubierta y lo que esto significa para las personas así vinculadas. Los síntomas de un individuo son la expresión de su lealtad hacia la familia y, por consiguiente, debe evaluarse como un aporte positivo.
Dentro del sistema familiar, la lealtad puede entenderse como la expectativa de adhesión a ciertas reglas y la amenaza de expulsión si se transgrediesen. Por tanto, la estructura psíquica de un individuo es una internalización de expectativas y percepciones lealmente aceptadas.
La lealtad es la clave para comprender la "delegación" y los consiguientes descarrilamientos.
La persona a quién se delega algo es enviada, pero a la vez está ligada a la familia por la larga cuerda de la lealtad. Las personas delegadas prueban su lealtad cumpliendo conscientemente la misión que les han encomendado, y la realización de la misión asignada origina sentimientos de autoestima.
Las "misiones encomendadas a los hijos", pueden satisfacer diversas necesidades de los padres. Puede ser que "se envíe" al hijo adolescente delegado a tener aventuras de diversa índole, generalmente para vivenciar una época de frenesí que, por diversos motivos, los padres no fueron capaces de vivir. 0, tal vez, el hijo delegado ayuda a sus padres a superar aspectos prácticos de la vida, les brinda apoyo, libra sus batallas y busca información para ellos. También es posible, que las personas delegadas sean puestas al servicio del autoideal de los padres, y así, deberán llegar a ser famosos atletas, científicos, artistas, etc. que los padres no llegaron a ser. En otros casos, el hijo delegado debe incorporar en su personalidad los aspectos negados y rechazados de la personalidad de los padres que éstos puedan tener esos aspectos rechazados a una distancia segura pero observable.
El conocimiento de los procesos de delegación permite entender por qué un delegado obediente y tratable se convierte de pronto en un sintomático obstinado y desafiante. El sintomático (por ejemplo, una niña con anorexia nerviosa) ha descubierto que el "supercumplimiento" de su tarea es un arma, un medio para castigar a los delegantes; si esa conducta no merece aprobación, por lo menos suscita una atención e interés constantes. Ahora bien, es importante comprender que los procesos de delegación no se producen en una cadena "lineal" del delegante al delegado sino que, en cambio se despliegan de manera circular. Esta característica significa que el delegado suele beneficiarse con el rol central que ocupa en la familia lo cual hace comprensible que haya resistencias para abandonar ese rol..
No obstante, la delegación en sí misma no es necesariamente patológica. La delegación se vuelve problemática cuando las exigencias no son adecuadas a la edad del niño. Además, las delegaciones causan dificultades cuando el niño queda expuesto a uno de estos tres tipos de conflicto:
a) Conflicto entre dos o más misiones incompatibles: se pide al hijo qué sea un "niño" complaciente, dependiente, etc., y al mismo tiempo, un deportista duro, de éxito.
b) Conflictos de lealtad: con frecuencia la misión de un delegante choca con la misión del otro. En los casos extremos, el niño recibe de cada progenitor misiones conflictivas que anulan o destruyen al otro.
c) Conflicto que se traduce en diferencias irreconciliables de valores entre los delegantes parentales y el medio social circundante. Un ejemplo típico es la exigencia de los padres: "No nos dejes nunca", mientras que la sociedad exige: "Independízate!".
Podemos diferenciar dos tipos de delegados:
A- DELEGADOS VINCULADOS.
Los delegados vinculados pertenecen a familias en las que predominan las fuerzas centrípetas". El hijo queda "ligado" de forma intensa y prolongada, en el grupo familiar. La separación de sus padres se retrasa. Por otro lado, desarrolla un fuerte sentimiento del deber. Siente que la supervivencia psicológica de sus padres "depende exclusivamente de él", lo cual trae como consecuencia una intensa culpa ante el solo pensamiento de iniciar, por su parte, una separación.
Los delegados vinculados deben cumplir misiones que los mantienen en el centro del campo de tensión de la familia. Entre esas tareas se encuentra, por ejemplo, la de dar significado a la vida de un padre que envejece, o puede dársele la tarea de continuar la vida de un hermano que haya muerto joven, cumpliendo las esperanzas y expectativas que los padres habían depositado en el hijo perdido.
Muchos casamientos precipitados pueden comprenderse como intentos (que acaban, generalmente, en fracaso) de evadirse de una ligazón demasiado fuerte a los padres y a la familia.
La ligazón significa, también, una a privación para el ligado. Esto es así, ya que quedan subdesarrolladas sobretodo las capacidades de imponerse y de conformar su vida de modo autónomo.
B- DELEGADOS EXPULSADOS.
Los delegados expulsados pertenecen a familias en las que predominan las fuerzas centrífugas". En estos casos se acelera la separación de los padres; la consecuencia es, a menudo, una autonomía prematura.
Los delegados expulsados padecen otros tipos de exigencias excesivas. El hijo experimenta, de parte de sus padres u otras personas de referencia centrales, más que nada frialdad, rechazo y descuido. Tienen un vínculo relativamente laxo con su familia. Experimentan desde pequeños la reserva y la distancia de sus padres. Es típico, que las personas expulsadas tengan una inmensa necesidad de recuperación de calor y protección. Por eso, muchas de ellas buscan una y otra vez a parejas y padres sustitutivos que puedan satisfacer esta necesidad. Deben adaptarse al hecho de que la pequeña cantidad de atención o aprobación que se les concederá tienen que ganársela cumpliendo las expectativas perfeccionistas de sus padres.
Dado que estas personas desde el comienzo les falta el sentimiento de ser importantes para otros, tampoco en la vida posterior hay algo que les resulte verdaderamente importante. A menudo se les encomienda la tarea de ser personalidades conformistas, incapaces de formular quejas y sin carácter, que aunque son rechazados por sus padres, tienden a idealizarlos igualmente.
Desde el punto de vista terapéutico, el reconocimiento de las estructuras de delegación puede dar como resultado la concepción de estrategias de reencuadre viables. Mediante la aplicación de concepto -de "delegación", los hijos son considerados como realizadores de servicios o importantes sacrificios para sus padres o, al menos, como ayudantes que merecen ser reconocidos por lo que hacen, y no tanto, como sintomáticos, carentes de control, fáciles de desviar, inmaduros, patológicos, etc. Este punto de vista con frecuencia permite corregir la epistemología de la familia en su conjunto.
Reconocer y desenmarañar estos conflictos es una tarea esencial de la terapia familiar. A veces resulta una tarea ardua porque las delegaciones suelen trasmitiese encubiertamente, por debajo del nivel consciente, con modalidades analógicas de comunicación, en lugar de digitales.
10.2. Registro de méritos.
Un "registro de méritos" o una "contabilización de méritos" es un sistema contable que se desarrolla abierta o encubiertamente en las familias. Sobre la base de estas cuentas, se negocia un balance justo entre los "débitos" y los "créditos" individuales a través de las generaciones.
BOSZORMENYI-NAGY acuñó la expresión "REGISTRO DE MÉRITOS" en un intento por expresar metafóricamente la importancia del deseo humano de justicia. No importa cuando ocurrió una injusticia, siempre, en algún punto futuro habrá un paso tendente a la retribución, aunque no necesariamente por el deudor original. Por otro lado, si un miembro de la familia sacrifica intereses y posibilidades personales por otro o por el bien de la familia, se siente con derecho a ser retribuido por ese sacrificio y esperará que se le reconozca. Si esa deuda no es pagada por la generación beneficiaria, a menudo se requiere que la generación siguiente "cancele la deuda"
Los problemas, en opinión de Boszormenyi-Nagy, surge cuando estajusticia es demasiado lenta o insuficiente, y entonces ocurre lo que él llama la "cadena de las retribuciones desplazadas". Un síntoma puede ser la señal de que hay una excesiva acumulación de injusticias.
Así por ejemplo, nos podemos encontrar con una madre que, angustiada al sentirse rechazada por su propia madre, busca compensación ofreciendo una "devoción total" a una hija suya. A esta hija, según el registro de méritos, se le pide restablecer la justicia familiar, dando a la madre lo que su propia madre no le dio. Si esta niña crece con un "inexplicable sentimiento" negativo hacia la madre "la amorosa", podemos, mediante la intervención terapéutica, cambiar la visión de los miembros de la familia. La negatividad de la niña no la veremos como un problema de su personalidad sino "en relación" a la demanda involuntario de una madre, que pide a su hija que compense las deficiencias de su propia madre.
En otro ejemplo podemos ver cómo el sacrificio de un hijo que está simbióticamente apegado a su madre, la cual, a su vez, estuvo privada efectivamente, es una manera de saldar esa vieja cuenta.
Hay que comentar, no obstante, que esta "visión lineal" y vertical de acontecimientos que caen sobre las generaciones, en el sentido de "algo ocurrió en el pasado que desencadenó comportamientos compensatorios hasta terminar en un síntoma en la actualidad", olvida el cuadro horizontal en el "aquí y ahora", y esto limita la riqueza de las claves contextuales, que indican al terapeuta lo que, en el presente, está manteniendo recurrentemente el problema.
10 .3. Parentalización.
La "PARENTALIZACION" es la asignación del rol parental a uno o más hijos de un sistema familiar o la asunción de ese rol por parte del hijo. Implica un modo de inversión de roles que está relacionado con una perturbación de las "fronteras generacionales". Un requisito importante para el funcionamiento de una familia es el mantenimiento de una jerarquía familiar, lo cual implica que los subsistemas de los padres y los hijos están delineados con claridad.
En las familias con hijos parentalizados, se puede suponer que las necesidades de los padres no fueron satisfechas por sus propios progenitores y que el deseo de verlas satisfechas se transfiere a los propios hijos. La parentalización es así una modalidad de "delegación". En cierto sentido, los hijos asumen el rol de los abuelos.
La parentalización es patológica sólo cuando no es recompensada o es infracompensada en el contexto del sistema de valores de la familia. En el transcurso del "ciclo de vida familiar", el grado de disfunción de la parentalización debe ponderarse con sumo cuidado. Mientras que la parentalización de un hijo muy pequeño constituye normalmente una excepción, la parentalización en etapas posteriores de la vida llega a ser legítima a medida que los padres envejecen y necesitan más cuidados, y el hijo adulto es colocado necesariamente en la posición de asumir un rol semiparental.
10.4. Triangulación.
La "TRIANGULACIÓN" se refiere a la expansión de una relación diádica, agobiada de conflictos, con el fin de incluir a un tercero (por ejemplo, un hijo), lo cual da por resultado el "encubrimiento" o la "desactivación" del conflicto.
Las partes en conflicto pueden hallarse ante el siguiente dilema: o bien una de ellas gana y la otra pierde, o bien la relación puede desintegrarse. En esas circunstancias, una solución puede ser la inclusión de una tercera persona. El perdedor en un conflicto puede compensar su frustración estableciendo un lazo abierto o encubierto con un tercero restaurando así el equilibrio de la relación diádica Así mismo, se puede evitar el conflicto si el tercero, por lo general un hijo, proporciona un problema, convirtiéndose en "chivo expiatorio", "cabeza de turco", o se le encomienda que genere una conducta problemática ("delegación").
La metáfora del "chivo expiatorio" se refiere a una situación en la cual los padres tratan de resolver un conflicto existente entre ellos buscando o exagerando problemas en otro miembro de la familia. Por lo general, la persona "designada" para servir de chivo expiatorio es un hijo.
El "triángulo perverso", término introducido por Haley, se refiere a la estructura patológica que adopta una relación entre tres personas, en la cual dos de ellas con diferentes niveles jerárquicos constituyen una coalición contra la tercera. Esta alianza adopta normalmente la forma de una trasgresión de las fronteras generacionales, en la que uno de los padres se une a un hijo formando una coalición contra el otro.
Por tanto, las características de este triángulo son:
1. Dos niveles generacionales.
2. Existe una coalición de dos, que se encuentran en distintos niveles, contra el otro.
3. La coalición se mantiene oculta. Es decir, el comportamiento que indica que existe semejante coalición será negado al nivel metacomunicativo.
Puede establecerse la hipótesis de que cuando se da una coalición de un padre con su hijo, también se da una coalición del padre con el abuelo. Así pues, cuando este triángulo en una generación siempre se ve acompañado de otro similar en el siguiente nivel de generaciones, podemos sospechar una "constante" en la red de las relaciones familiares donde los patrones en cualquier parte de la familia son formalmente los mismos que aparecen en otra parte.
Cuando este tipo de triángulo se da de forma repetitivo el sistema se volverá patológico.
MINUCHIN describió las diversas modalidades de estructuras trianguladas patológicas en su concepto de "tríada rígida". Esta expresión se refiere a las configuraciones relaciónales padres-hijos en las cuales el hijo es usado rígidamente para desviar o evitar los conflictos parentales.
Siguiendo a Minuchin, podemos representar cuatro tipos de tríadas:
1. Triangulación:
Describe una situación en que los padres, en conflicto abierto o encubierto, i ntentan ganar, contra el otro, el cariño o apoyo del hijo. Connota un intenso conflicto de lealtades.
2. Coalición progenitor-hijo:
Aunque la familia pide terapia para un niño problema, es una expresión más abierta del conflicto parental. Uno de los padres se pone del lado del niño contra el otro. Es difícil saber si es el niño o el cónyuge excluido el que tiene más problemas.
3. Tríada desviadora-atacadora:
Los padres toman al hijo como "chivo expiatorio". La conducta del niño es anómala y los padres se unen para controlarlo. Ambos padres, no obstante, están en desacuerdo sobre cómo tratarlo, por lo que su manera es contradictoria. Esta categoría incluye la mayor parte de desórdenes de comportamientos en los niños.
4. Tríada desviadora-asistidora:
Los padres enmascaran sus diferencias tomando como foco un hijo definido como "enfermo" Los padres muestran preocupación y sobreprotección. Esto los une mucho, y es un rasgo común en familias en las que la tensión se expresa en trastornos psicosomáticos.
T odas estas tríadas pueden encontrarse en las familias con hijos que presentan diversos trastornos de conducta. El objetivo de la terapia es apartar al hijo de su posición entre los padres, y ayudar a los padres a enfrentarse más directamente a sus problemas.
Cabe mencionar, siguiendo a Haley, que una persona participa, simultáneamente, en veintiún triángulos, (familia extensa donde hay dos padres y dos hijos, y cada padre tiene a su vez dos padres). Si todos viven juntos en armonía, no hay dificultad. Pero si un niño está en el nexo de dos triángulos que entren en conflicto, se encontrará en una posición difícil . Si su madre y su abuela materna están en conflicto con su padre y con la madre de su padre, tendrá que comportarse cuidadosamente, porque si complace a un grupo desagradará al otro.
Si los triángulos en que habita el niño se encuentran divididos, tendrá, que mostrarun comportamiento conflictivo para poder sobrevivir. Y semejante comportamiento a menudo es considerado como "anómalo" o "extraño".
Además de estos modos de triangulación patológicos, BOWEN y ZUK han descrito modalidades de triangulación eficaces terapéuticamente. En estos casos, el terapeuta alivia al niño triangulado ingresando en el triángulo. ZUK emplea la estrategia de ingresar en diferentes coaliciones y actuar como "intermediario", a fin de cuestionar y modificar la estructura de sistema.
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http://perso.wanadoo.es/aniorte_nic/...p_famil_10.htm
http://www.scribd.com/doc/5578203/te...emica-Minuchin
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Última edición por Trans_Zen; 13-ago-2009 a las 15:37.
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