Sin ánimo de agotar el tema, los hechos son los siguientes:
Ayer quedamos un pequeño grupo de colegas para tomarnos algo y charlar tras las vacaciones. Nada más llegar al punto de encuentro tengo la sensación de que la cosa no va a ir bien. Sabía, porque otro colega me lo había dicho, que la chica que iba a ir no está pasando por un buen momento; tampoco había que ser muy ducho para darse cuenta por su rostro serio y apagado.
En fin, nos marchamos a un local. La conversación, sin que nos percatásemos, gira hacia nuestro propio aburrimiento, a lo sosos que podemos llegar a ser. Un ejemplo, un chico saca un tema con la intención de convertirlo en anécdota graciosa, aunque tiene lo único que consigue es expresar algo zafio; en su rescate, otro aprovecha para hablar en tono didáctico creyendo que eso resultaría atractivo (a la frase hecha de
"cría cuervos y te sacarán los ojos", responde
"pues, ¿sabían que se ha demostrado que los cuervos son más inteligentes de lo que se pensaba?"...Que no digo que no sea interesante, pero a lo mejor no era el momento adecuado...
). Así sucesivamente.
Cuando logramos estabilizarnos en una conversación sobre si es conveniente convivir con amigos o es preferible hacerlo con personas desconocidas, cae el primer golpe bajo. Aunque involuntario, lo reconozco, lo dije yo. Me sucede que en situaciones donde me siento incómodo recurro a la ironía, muchas veces hiriente. Discutiendo con la chica le solté que imaginase si viviéramos juntos en un piso los cuatro allí reunidos,
"todas las tardes podrían ser como ésta" . Nos reímos, sin embargo visto con perspectiva pienso que molestó, sobre todo a esta mujer.
Hora de irse (por cierto, nos atendió un camarero la mar de borde). En el camino de regreso, la chica se lamenta de lo exitoso que es su hermano pequeño con las relaciones sociales y lo aburrida que es ella. Su crítica también parece dirigida al grupo en sí, a nuestra pasividad. Yo digo que hubiese sido un gran plan salir el viernes a un evento conocido como "la Noche de los Investigadores" con museos, universidades, planetario abiertos...Ella replica que está todo la **** semana trabajando allí para encima relajarse volviendo. Otro chico (el de los cuervos
) considera que el plan era apasionante y, en todo caso, tampoco ella proponía nada nunca. Llega la traca. Casi irritada dice
"¿nos os dais cuenta? Tenemos casi 30 años" .
Luego de despedirnos de ellos dos, me quedo con el otro que había acudido y le hago una pregunta directa:
¿crees que somos unos fracasados sociales?, Es más, ¿conoces a alguien que no sea un fracasado social?. Todavía no habíamos terminado de analizar la cuestión cuando entramos en un local donde estaba una enorme cola; yo trato de mirar si hay mesa para dos, mientras mi amigo pregunta a la señora si había que esperar mucho. Ésta le contesta agria con
"a la cola". Nada más oírlo, empujo la puerta y me largo de allí con un cabreo gigantesco. ¿Cómo cojones voy socializarme si tengo que lidiar con este tipo de gente? No es excusa tampoco. Supongo que una persona, no ya con éxito social sino con un mínimo de asertividad hubiera encarado la situación de otra manera. Ya en otro sitio, el chico me reconoce que somos unos fracasados, siempre lo hemos sido y siempre lo seremos. Además, admite que todo su círculo está lleno de fracasados sociales y nunca conoció a nadie que lograra cambiar.
Vuelta al piso. No me había equivocado con respecto a la quedada, aunque no pensé que fuese a ser tan triste. Me invade la melancolía y cierta depresión...