La tensión es algo natural en la vida. Aparece cuando hay que enfrentarse a retos y oportunidades. La vida está llena de acontecimientos –grandes o pequeños, felices o tristes- que causan tensión.
La tensión es favorable cuando activa la creatividad, la valentía y la sensación de estar vivo. A veces nos advierte de que estamos actuando en contra de nuestras ideas. Cuando necesitas fuerza para reaccionar ante los errores, cambiar un hábito nocivo o defender un valor importante en la vida, el estrés puede ser la señal que te ponga en guardia.
Pero no es bueno que nuestro cuerpo esté constantemente en tensión. Las reacciones físicas propias del estrés son buenas a corto plazo; en cambio, largos períodos de tensión ocasionan problemas como enfado crónico, frustración, dolor de cabeza, tensión muscular.
El estrés continuado pone en peligro incluso el bienestar espiritual. Cuando uno está preocupado y ansioso, con los nervios de punta y receloso, no puede abrirse a la bondad de la vida. Es difícil abrirse al amor cuando nos sentimos acosados.
Estos apartados te ayudarán a reconocer los momentos de estrés en tu vida y la manera de enfrentarte a el. Las sabias y sanas “normas” que se te ofrecen son sugerencias para dominar el estrés; así podrás afrontarlo con actitud realista, despreocupada y eficaz.
1. La mejor forma de controlar el estrés consiste en convencerse de que, a pesar de toda apariencia de caos, el mundo está fundamentalmente en orden. Refuerza esta idea y podrás sentar las bases para dominar el estrés y mejorar tu calidad de vida.
2. El grado de estrés que hay en tu vida no es consecuencia de lo que ocurre a tú alrededor sino más bien del modo en que tú reaccionas ante los acontecimientos. Obsérvate y comprenderás hasta qué punto tus reacciones reducen o aumentan el estrés en tu vida.
3. Hay quienes se precipitan de una cosa a otra arrastrados de tal manera por la ambición y el éxito que acaban olvidando por qué razón han llenado su vida de tanta tensión. Modera la marcha y fíjate bien. Tal vez te estés perdiendo lo mejor de la vida.
4. Hay personas que viven como una catástrofe cada bache que se encuentran por la autopista de la vida y siempre están temiendo lo peor. No te quedes paralizado ante tu temor a lo desconocido y lo incontrolable.
5. Hay quien cree que la vida debería ser perfecta y exenta de preocupaciones. Esta convicción sólo lleva a aumentar todavía más el estrés cuando la realidad no se corresponde con las propias expectativas. Tómate la vida tal como es. Acepta sus altibajos con gracia y sentido del humor.
6. El estrés está en el ojo (y en el corazón) del que contempla. Cambiando tu manera de ver las cosas, puedes aliviar tu tensión aun cuando las circunstancias externas no cambien.
7. No falta quien piensa que cada cual debe resolver sus propias dificultades por sí solo. Pero si tú sabes lo que puedes necesitar de los demás y tienes el valor de pedirlo, sufrirás menos estrés.
8. Procurando comprenderte y compadecerte a ti mismo tus preocupaciones disminuirán. No importa quién esté o no de tu parte, tú siempre puedes estarlo.
9. Cuando te sientes tenso, te encuentras particularmente inclinado a criticarte a ti mismo y más vulnerable a esa crítica que se deja oír en tu cabeza y en tu corazón. Enfréntate a la autocrítica afirmando tus habilidades y capacidades: “Tengo talento, valgo mucho y me quieren tal como soy”, y créelo así.
10. Empeñarse en complacer siempre a todos garantiza el estrés. Es posible respetar y amar a los demás sin hacer depender tu vida de ellos.
11. Cuando empieces a sentir ansiedad, pregúntate: “¿cómo podría relajarme ahora?”. Piensa en las técnicas de relajación que pueden ayudarte en ese momento: respirar profundamente, poner los pies en alto, escuchar música..., y ejercítalas.
12. “Respira profundamente” es una sabia sugerencia. Hazte consciente de tu respiración. Deja que el aire descienda poco a poco hasta el abdomen y luego exhálalo despacio, liberando la tensión y la preocupación.
13. Hacer algo por los demás es una buena manera de reducir el estrés. Escribe una carta a un enfermo, telefonea a alguien que sepas que se siente solo, prepara unas pastas para los nuevos vecinos.
14. El mundo es una desolación para los que se sienten excesivamente fatigados. Procura dormir lo suficiente. Podrás así aliviar ansiedades y reponer fuerzas. Tu subconsciente hallará soluciones creativas para cada problema.
15. Perdona a los demás de la misma forma que te perdonas a ti mismo. El resentimiento y el remordimiento malgastan energías ocupándose del pasado. Perdona y vive el momento presente.
16. Sé fiel a tus más profundas creencias y actúa según te inspiren. Vivir de acuerdo con los propios valores proporciona una serenidad capaz de ayudar hasta en las peores circunstancias.
17. Cultiva una actitud agradecida. Si te fijas bien en los numerosos bienes de que dispones, tus preocupaciones perderán importancia. Es difícil que te domine el estrés cuando tu corazón rebosa agradecimiento.
18. Practica el arte de saborear la vida: el gusto de un melocotón, el aroma de la mañana, el canto de los pájaros, el espectáculo de un amanecer, la suavidad, de un cachorrillo. Detente, mira y escucha.
19. Fíjate en lo que comes, cuándo y cómo. Engullir cualquier cosa y a toda prisa produce estrés y malestar. Tomar alimentos sanos en compañía de personas queridas fortalece el cuerpo y el alma.
20. Ríe. Ríe mucho. El buen humor es un poderoso antídoto contra el estrés. Adopta una visión humorística de la vida. Procura la compañía de personas capaces de hacerte reír.
21. El contacto humano es necesario para tener una buena salud. No te avergüences de abrazar o ser abrazado, estrechar la mano o apoyarte en el hombro de los demás. Los deportes, los juegos y el baile pueden ayudarte a conseguir un poco del contacto humano que necesitas.
22. El tiempo es un regalo precioso que puede serviste para reducir el estrés. Búscate como sea un tiempo para ti, sin interrupciones, sin televisión y sin llamadas telefónicas. Permite que tu alma se ponga al día.
23. Caminar con frecuencia es un maravilloso ejercicio contra el estrés. Largos y tranquilos paseos fortalecen la salud, el corazón, la mente y el alma. Caminar solos proporciona gratos momentos de soledad; caminar en compañía refuerza la amistad.
24. El estrés puede aparecer cuando varias obligaciones se te acumulan; por ejemplo, el trabajo y la familia. Reduce el estrés planificando con tiempo siempre que puedas, explicando la situación a los interesados y pidiendo ayuda para desarrollar nuevas alternativas. Y acepta el hecho de que surgirán conflictos.
25. Sé fiel a ti mismo para poder llevar a cabo lo que más te importa en la vida. Puedes liberarte de responsabilidades que ya no obedecen a su finalidad original y negarte a emprender nuevas tareas que no te sirven para nada.
26. Si sientes mucha tensión en el trabajo, procura comprender cuál es su causa concreta. Puede tratarse de un exceso de trabajo, plazos acuciantes, inseguridad en el empleo, nuevas tecnologías o compañeros de trabajo difíciles.
27. Cuando hayas descubierto la causa de tu malestar, considera si tiene o no solución. Si no te es posible cambiar la situación, intenta cambiar de actitud.
28. Como medida preventiva, haz uso de técnicas relajantes durante tu jornada laboral: haz pequeños descansos saludables, mira por la ventana, da una vuelta por el edificio, saborea el café, el té o cualquier cosa que tomes.
29. Será mucho más fácil controlar el estrés si tu vida y tu trabajo tienen sentido. A dos trabajadores se las hizo la misma pregunta: “¿Qué estás haciendo?”. Uno respondió: “Estoy llevando piedras de un lado a otro”. El otro dijo: “Estoy construyendo una catedral”. Piensa, ¿cuál es la misión de tu vida?
30. Haz algo creativo todos los días. El estrés puede hacerte sentir como se tu vida se fuera limitando paulatinamente. Actividades creativas como pintar, cocinar, bordar o tocar música amplían el sentido de la vida y elevan el espíritu.
31. Es posible que algunas facetas de tu vida hayan sido descuidadas durante períodos prolongados de estrés. Lucha por restablecer tu equilibrio. Saca tiempo para rezar, hacer ejercicio, pensar, leer, realizar alguna actividad física, estar solo, estar con otros.
32. Ciertas formas de enfrentarte al estrés no hacen más que empeorar la situación y pueden indicar problemas más profundos que es necesario afrontar. si reaccionas con drogas, abuso de alcohol o atracones de comida, enfados, o con un sentimiento de inutilidad y autocompasión, estás dañando seriamente tu vida. Busca ayuda.
33. La naturaleza cura. El canto de los pájaros, el reflejo del sol en la superficie de un lago, la noche cuajada de estrellas, ofrecen un bálsamo al corazón y al alma fatigada. Cuando no puedas acercarte a la naturaleza, acerca la naturaleza a ti: compra una pecera, plantas, flores, o cultiva un diminuto jardín de interior.
34. La naturaleza es ejemplo de los cambios, permanencia, ciclos y armonía necesarios para iluminar tu vida. Los cambios de estación te enseñan que los tiempos difíciles pasan. Mira como la tierra se adapta a los cambios: lo realmente importante es duradero. Considera la realidad de la muerte y el renacimiento de la vida.
35. Confía en que la vida te facilitara lo que necesites. Lo que proporciona serenidad no es tener lo que uno quiere sino querer lo que uno no tiene
36. Si la tensión que sientes es excesiva o se prolonga demasiado, puede que no consigas remediar la situación por ti mismo. No hay nada de malo, sino todo lo contrario, en buscar ayuda