Escribo esto porque estoy tremendamente hundida, y más un sábado por la noche. Mi vida siempre ha sido un desastre, pero no quiero daros mucho la lata. Es la primera vez que escribo en este foro, porque al menos me gustaría desahogarme. Perdonad si me alargo demasiado.
De pequeña sufrí bullying y la verdad es que me ha marcado mucho, en el sentido de autoconvencerme de que no soy sociable, de que no soy alguien con quien merezca la pena compartir el tiempo. Siempre he sido fuerte y optimista y he pensado que algún dia todo cambiaría y mi vida sería como creo que merezco. Pero por una cosa o la otra nunca acabo de estar bien. Ahora que lo veo con perspectiva pienso que lo que sufrí me ha hecho mucho daño y me ha convertido en una persona muy insegura que se averguenza de si misma. Y esto repercute en todos los aspectos de mi vida. Siento que la rara siempre fui yo y mis padres a veces me lo reprochan...
Por ejemplo, en el profesional. Tengo 21 años y este año acabo la carrera (una carrera de las tradicionalmente complicadas). Se me dan bastante bien los estudios y acabo con buenas notas, pero estoy preocupada por mi futuro porque no se hacia dónde tirar ahora. Y porque no tengo autoestima suficiente como para hacer frente al mundo laboral que en mi profesión es extremadamente competitivo. Con la inteligencia no basta, se necesita también la inteligencia emocional...
Mi segundo frente son mis padres. Cada día me siento menos comprendida por ellos. Nos hemos distanciado mucho últimamente. Primero, porque su nivel cultural por llamarlo de algún modo (y siento decirlo porque son mis padres) está por debajo del nivel en que me muevo yo ahora. Ellos no tienen estudios superiores; pero el problema no es ese, es que no puedo compartir mis intereses o pasiones con ellos y que mi proyecto de vida dista del que ellos consideran apropiado para mí. Si por ellos fuera tendría un trabajo modesto (mis vecinas han estudiado para maestras y me comparan constantemente con ellas) en mi pueblo, me buscaría un novio de los alrededores, me casaría, tendríamos niños y viviríamos cerquita de ellos. Pero mis metas no son esas. Claro que quiero formar una familia, pero más adelante, porque yo tengo ganas de aprender y de hacer muchas cosas antes. Además, no vivo con mi familia entre semana por los estudios. Aun así, gasto lo menos posible, intento no darles problemas y me paso la vida currando.
Y hablando de novios: último problema. Llevo 1 año y 3 meses saliendo con un compañero de clase. Nuestra relación ha tenido baches importantes, porque yo me enamoré muchísimo y daba mucho por nosotros, mientras que él daba mucho menos. Parece que la cosa se ha equilibrado un poco, pero eso no quita que el sea una persona fría, un tanto particular y poco detallista. Nos cuesta entendernos. Y eso me duele a veces porque en el fondo yo soy romántica y necesito el apoyo que no tuve durante mi infancia.
Mis padres quieren que lo deje porque nuestra relación no es convencional. No me llama mucho, los fines de semana no estamos juntos porque voy a mi pueblo a visitar a la família, no he estado mucho en su casa. Él vino a la mía y mis padres no lo tragan. Estan obsesionados con él. Sacan el tema cada vez que nos vemos en persona o por teléfono. Y le critican tanto que al final me influyen y pienso si no tienen razón y sería mejor dejarlo. Aunque sólo fuera por ahorrarme esta tortura. Pero lo cierto es que cuando estamos bien, todo es genial, y que es de las pocas cosas que me saca una sonrisa en esta situación familiar que atravieso.
Mis padres me dicen que "no es normal que no sea feliz a los 21 años", que ellos a mi edad no tenían preocupaciones. Pero yo sí las tengo: laborales, económicas (mi madre es ama de casa y el sueldo de mi padre no es gran cosa, y la vida es cara y tengo que estarme de muchas cosas) y, además, ellos se encargan de recordarme que mi vida es un desastre cuando intento ser optimista y pensar en lo bueno que me ha pasado. Cada día estoy peor con ellos, porque ya ni me escuchan, se inventan sus historias con lo que creen que es en cada momento. Mi familia era mi pilar, lo que me ha permitido seguir adelante todos estos años, y ahora que me falla no tengo fuerzas para nada.
Pero
