AlejandroAriel

no se cura, yo soy peón de albañil, trabajo dieciocho horas al día y sigo con mi fobia social, aunque no esté en casa nunca.

Akira

He "quoteado" las tres frases más interesantes, a mi parecer, que resumen tu pregunta. Vayamos por partes:

¿Es una enfermedad? No, no es una enfermedad porque no tiene una causa biológica achacable por el momento. Es un trastorno psicológico y, por tanto, es menos dañino que una enfermedad... pero menos visible, y la gente se acaba pensando que es un cuento. ¿A que no pensamos igual si vemos a alguien con una pierna rota? No, porque vemos una escayola. Pues aquí la escayola va por dentro.

No hay pescadilla que se muerde la cola, serpiente de Uroboros o el juego del huevo y la gallina. La respuesta es simple: estás en casa porque tienes depresión, fobia social o lo que sea y es ello lo que te impide desarrollar una vida laboral normal. Míralo así: ¿es mejor estar en casa hecho un trapo o poniendo ladrillos aunque no me guste? Creo que prefiero poner ladrillos.

Ahora bien, la obligación de toda persona es tratar de vencer estos síntomas y llevar una vida lo más normal posible, venciendo ese miedo, esa depresión y esa "desgana" mediante el convencimiento de que lo que hace es por su propio bien y de los que lo rodean.

Por supuesto, únicamente es mi humilde opinión.

Paola03

Esta científicamente comprobado que el huevo fue primero que la gallina, puesto que se formó tras una serie de reacciones químicas, procesos biológicos y mucho tiempo de evolución. No recuerdo muy bien que decia el documento que lei, pero recuerdo que era algo asi como "el huevo es el principio. Para que haya una gallina primero se necesita un embrión" -que vendria siendo el huevo-.

Gergio

un tiempo supere la fobia social y me dejo de dar pereza
salir y hacer cosas, así que definitivamente la fobia social
es la que nos tiene encerrados. como tu dices a todo el
mundo le da pereza, a nosotros también, pero la pereza
es mucho mas fácil de llevar cuando no estás aterrado de
lo que tienes que hacer. Es por eso que sucumbimos a la
pereza como una forma de escape, que te da un alivio
momentáneo.