parecia una fiesta multitudinaria al aire libre del instituto.
Todos parecian estar en armonia, bailar al mismo son, todos parecian tener su sitio, menos yo, torpe, que no sabia donde ponerme ni que hacer, ni como poner los brazos ni a donde mirar, mi sola presencia se me antojaba que es la unica que chirriaba en aquel magico concierto.
Me habia quedado solo porque tuve un par de meteduras de pata con los que antes me hablaba. Me llegue a juntar incluso con un par de iguales en un sitio poco concurrido, y uno de ellos solto una arenga para al final decir, "y lo mas importante:..... vivir" y sin nada mas se fue a directa a la fiesta y le siguieron los otros inseguros, yo el unico que me quede.
Luego me anime y compre un ticket de cerveza... mejor 2, por si me encontraba a una mujer que le interesase y le siguiese interesando aun despues de hablar 3 segundos conmigo, soñador que es uno (es curioso lo de las tias, parecen que van siempre con el radar anti-acomplejados al 100%, aunque parezca que van a su bola). Entonces llegué y ví lo que es una fiesta, todos hablando, gritando, habia un grupo numeroso de heviatas de negro en un autobus, se ve que iban a un concierto, pero dentro de su rareza, estaban integrados y felices, eran parte del encanto del escenario global. Ví a uno comiendole la boca a una en mitad de la esplanada. Fui a un puesto para pedir, habia unos al lado que no les convenció lo que vieron, asi que se fueron a otro puesto, yo me quedé, no se que peso tuvo que ya que le hablé al vendedor no me atreví a irme o que me da igual 8 que 80 y que la cerveza sea peor o mejor.
En esas me desperté.
Ahora con 34 años esas cosas ya se me quedan atras, en segundo plano.