Puede parecer la panacea para muchos, pero tiene sus inconvenientes. Os cuento. Llevo más de cinco años trabajando en tareas de análisis químico de laboratorio (no voy a dar más datos al respecto). La cuestión es que trabajo solo en una especie de laboratorio (ahora llaman laboratorio a cualquier cosa), con instrumental y aparatos al efecto. Me traen las muestras, las analizo y emito los informes.
Cuando entré a currar y vi que iba a trabajar solo (cosa que no me esperaba) pudo parecerme emocionante al principio. Te frotas las manos y piensas “joer, voy a hacer lo que me de la gana sin tener que relacionarme con nadie, qué suerte he tenido, este trabajo es para mí…”, pero cuando llevas así más de cinco años… en fin, las cosas pueden cambiar...
Primero hablaré de las VENTAJAS: Me organizo el trabajo como quiero, nadie se mete en lo que hago y elijo el mes de vacaciones cuando y como quiero (cuando no estoy, otros de otro laboratorio que no tiene nada que ver, lo hacen como pueden o bien se esperan a que vuelva). Me voy a desayunar a la hora que quiero, pongo la radio, el ordenador, etc.
Ahora los INCONVENIENTES: Echo de menos un trabajo en equipo, la sensación de que formas parte de algo, alguien que discuta tus opiniones y no tener que tomar todas las decisiones tú solo, que es algo muy peligroso en ese ámbito. Así uno no aprende nada, ni del trabajo ni de la vida. No avanza. A veces, es necesario conocer los puntos de vista de los demás para abrir tu mente, y más aún en materias de este tipo. Sentirse apoyado y arropado por gente que tiene los mismos conocimientos que tú. O simplemente repartir tareas, y organizarse: hoy por ti y mañana por mí, y cosas así.
Cuando ves una pila de cosas por hacer, y sabes que absolutamente todas las tienes que hacer tú, que nadie va a echarte una mano, es un poco descorazonador. A veces acabo con la lengua fuera y calculando el tiempo. Las horas se te hacen eternas, y no te enteras bien de las cosas, como las novedades y demás.
En los edificios colindantes existen talleres y laboratorios de otras especialidades, donde disponen de personal suficiente. Ellos organizan comidas todas las semanas, donde cada vez paga uno, sin contar cumpleaños, ascensos, fechas señaladas, etc. Siempre están charlando, riéndose, etc, lo cual no es incompatible con el trabajo en absoluto, sino que lo hace más agradable. A veces discuten, pero es algo sano y quizá necesario. Siento que me estoy perdiendo muchas cosas y que esta situación no ayuda a mi problema de habilidades sociales. Es un “más de lo mismo”. Se junta el hambre con las ganas de comer, es mi destino.
También tengo que pedir material fungible, calibrar, cuidar los aparatos, guardar una limpieza, etc. Como no tienes testigos no puedes demostrar cosas de las que no tienes culpa, y así mil cosas, aunque también sales beneficiado otras veces. Cuando voy al aseo o a comprarme un bocadillo a la cantina, siempre aparece alguien para llevarme tarea, o me llaman por teléfono al laboratorio. Ley de Murphy en estado puro. No puedo retirarme tranquilo ni un momento. Es algo que me pone un poco de los nervios.
Otra desventaja es que si te da un patatús nadie se entera. Sin mencionar las comeduras de tarro con problemas personales, que en estado de soledad, se multiplican. A veces la necesidad de hablar es tal que cuando alguien viene a traerme algo, que serán tres o cuatro veces al día, lo percibo como un oasis y pienso “háblame, cuéntame algo, no te vayas tan pronto…”, y a veces me da por charlar. Algo impensable en mí, antes.
Ahora podéis valorar vosotros mismos si es bueno o malo un trabajo solitario. Depende del trabajo y de la persona, lógicamente, pero ya veis que no es oro todo lo que reluce. En general no me quejo y sé que un mal compañero es peor que estar solo, pero pongo estos inconvenientes sobre el tapete para que los tengáis en cuenta.