Ya que las palabras optimistas de artemisa no parecen haberte servido de mucho, quizas te consuele oir otra experiencia catastrofica parecida.
Imaginate el panorama; una entrevista grupal, de unas 8 personas, en una oficina recientemente estrenada. Todo huele a nuevo, es un espacio enorme, en las afueras de madrid. Nos hacen pasar a una sala previo agobio de haber tenido que compartir ascensor con los otros candidatos.
Todos se sientan, y la entrevistadora, guapisima, tanto que daba miedo, se pone a soltar su rollo sobre la empresa, que si es de reciente creacion, que si incorporaban lo mejor de lo mejor a su plantilla, que si esta en expansion, etc etc etc.
Llega el turno de presentarse y hacer una buena narracion del curriculo. ¿Quien empieza? El silencio cobra protagonismo, los unos se miran a los otros, sin atreverse a soltar palabra. La entrevistadora como es logico trata de relajar el ambiente y decide ser ella quien seleccione al primero en hablar, alguien que esta justo a su izquierda, el cual se pone blanco por un momento. Pero luego empieza a hablar con soltura, y a citar logros academicos, profesionales, familiares...
Y asi, en circulo, a lo largo de una mesa ovalada, impecablemente abrillantada, uno tras otro hace su exposicion. Mi lugar estaba justo al final del circulo, a la derecha de la entrevistadora. Observaba atonito como hablaban de licenciaturas, años de experiencia en empresas importantes, y toda una serie de meritos con los que no podia aspirar a competir.
Y finalmente llega mi turno.
¿Y bien?
....
Pues yo....
Me puse a recorrer con la mirada toda la habitacion. Notaba como de sopeton toda la sangre de mi cabeza bajaba vertiginosa hacia abajo, a notar un frio intenso en la cara, sentia como me estaba poniendo blanco como la cera.
Y asi pasaron aproximadamente los 20 segundos mas angustiosos que puedo recordar a lo largo de mi tragica existencia. Sin poder mediar palabra, sin reaccionar, solo silencio, y el resto de candidatos, extrañados, mirandome fijamente a los ojos, junto con la entrevistadora; que cualquiera hubiera dicho que se iba a reir a carcajadas de un momento a otro.
El resto supongo que fue un mecanismo de supervivencia extrema que me impulso a decir cualquier estupidez con tal de acabar la tan agobiante situacion. Que mal lo pase. Hablando deprisa, mal, saltandome datos importantes, total, que mi brillante exposicion oral de mi curriculo quedo en tres frases caoticas y desordenadas.
¿Me contrataron? NO. Pero tiempo despues encontre otro empleo, con otra insoportable entrevista, que esa vez supere con exito. Claro que era una entrevista individual... la cosa cambiaba mucho.