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Iniciado por Antonio68
El problema es que no hemos aprendido o nos da miedo sentir, exteriorizar nuestras emociones, por lo que no confiamos en nuestro cuerpo y todo lo que emana de él. Sin embargo tenemos un ego demasiado desarrollado a causa de que la energía se nos va a la cabeza por lo que vivimos en un mundo imaginario, ideal y teórico. Con esta posición es fácil que caigamos en depresiones cuando nuestro mundo ilusorio se derrumba, debido a que no estamos enraizados.
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Hmmmm. Yo al menos ni confío en mi cuerpo ni en mi mente, tiendo a creer que ambos no van a estar a la altura de los requerimientos exteriores, sean éstos reales o imaginados y temidos.
Lo de que la energía se nos va a la cabeza creo haber comprendido lo que querías decir ( no estamos hablando de un vino que se sube a la cabeza ¿no?
) Sería la fijación excesiva, la sensación de darle muchas vueltas a la cabeza al mismo asunto ¿no? De ahí que acabemos por desarrollar un imaginario de fenómenos, relaciones, concepciones, a partir de la realidad exterior, tan desarrollados ( tantas vueltas le hemos dado) en nuestra mente, que ya poco tienen de real.
Lo del enraizamiento es interesante. Carecemos de la capacidad de sobreponernos a las decepciones o contrariedades que poseen las personas "normales", y esto por nuestra falta de costumbre; no hemos echado raices, por así decir jeje
Lamentablemente yo al menos soy incapaz de dotar de todo este conjunto de conocimientos de un impulso vital práctico, de modo que siempre me encallo a la hora de aplicar la teoría, me falta, siempre, un eslabón de la cadena que une el logos a la práxis; ahí es tal vez donde entra en juego el valor, la valentía, cierto impulso, no sé, ya veremos