Ayer, jueves 30 de diciembre de 2004, salí con cuatro ex-compañeras de la preparatoria. Casi surrealista. El domingo una de ellas me habló a la casa, y mi mamá, pese a lo que le he pedido que nunca me pase llamadas, me comunicó con ella. Las cosas se dieron de tal forma que no me pude negar a dicho encuentro. Y total, pasaron los cuatro días hasta el jueves y fui. (El hecho de que me invitaran, se debe a que en la prepa ellas me tomaron como "su proyecto", alguien a quien "ayudarían",lo cual la verdad si me da verguenza ahora que lo veo en perspectiva; se me hace casi humillante).
Las encontré en el centro histórico de mi ciudad a las cinco de la tarde, y de ahí fuimos los cinco a tomar un café a un lugar muy agradable. Caminamos, platicamos, curioseamos con lo que aparecía en el camino, vimos gente y descansamos. En todo esto se nos fueron cuatro horas. En realidad, me fue menos mal de como pensé que podría ser. Pero... (ese horrible "pero"), también hubieron cosas que me dejaron un sabor amargo.
En una de esas, se me ocurrió preguntarles a bocajarro: "cuéntenme, hace un montón que no las veo, ¿cómo les va de amores?". Esta pregunta fue suficiente para que hablaran durante dos horas. Claro, yo encantado porque no tenía que preocuparme por hablar mucho (aunque después me tocaría hablar de mi). Además, escuchándolas iba tomando nota mentalmente de cómo ven las mujeres el proceso del ligue... Pero resulta que entre estas ex-compañeras, hay una que me gustaba y que a la fecha me sigue agradando.
Cuando ella empezó a platicar, fue nombrando todos los novios y pretendientes que tuvo durante los cuatro años que no nos vimos. Claro, me iba sintiendo mal cada vez que la lista aumentaba. Solo de chicos que la pretendían, que la atosigaban con llamadas telefónicas, con los que salía cuando la invitaban a cenar, a bailar, etc.; solo con ellos, sin contar a los que sí fueron sus novios, conté a más de quince. Novios solo fueron tres. Solo se los dejo para que vean cómo me pude haber sentido.
Luego me tocó a mi platicar de mis experiencias. Tuve que inventarles algo para no parecer tan patético. Afortunadamente, no indagaron más, y empezaron a platicar de otra cosa.
Me llama la atención como los y las jovenes de mi edad ya a estas alturas tienen una experiencia variadas en cuanto a relaciones de pareja. Ellas han tenido alrededor de ocho novios cada una... A veces me acompleja ver como los demás ya tienen bastante experiencia en el amor, saben cuáles es el proceso más típico (¡¿En qué consiste?!), saben lo que es un beso, en fin, saben mucho al respecto, y me veo al espejo, y solo veo inexperiencia (a un nivel ridículo para mis 22 años), y pienso, ¿habrá alguna mujer que alguna vez me vaya a aceptar con toda y esta patética inexperiencia, sin pensar "que flojera andar enseñándole a un tipo estas cosas, yo paso"?
Como les dije, fui tomando nota de que en el proceso de conocer a una mujer, el teléfono juega un papel importantísimo. Y pensar que ese maldito aparato constituye una de mis principales fuentes de ansiedad.
Segun vi, ellas conocían a un muchacho (en una discoteca, en la universidad, en clases de baile, en donde sea), y luego él consigue el teléfono de ella y le empieza a llamar varias veces hasta que la invita a salir a algun lugar. Ella acepta, luego vuelven a salir otras veces, y finalmente él "se declara" a ella. Así pasó varias veces con cada una de ellas... Y bueno, me pongo a pensar que si así va la cosa, mis posibilidades son absolutamente nulas, por el simple hecho de que no soy capaz de tomar el maldito teléfono y marcar (¡entre MUCHAS otras cosas!). Alguien podría burlarse de que me pase esto, verlo ridículo, infantil, o intrascendente, pero para mi es una fuente de sufrimiento y lo digo en serio. Ni se imaginan cuantas perdidas me ha costado este problema en particular.
Quizá lo peor de todo fue el que escuchar anécdotas de la prepa, me trajo a la mente ese periodo que, si bien me sirvió para descansar del infierno de la secundaria, también me provocó traumas profundos. Por ejemplo, por haber sido siempre ignorado, menospreciado y rechazado... Eso deja marcas imborrables y dolorosas, y quizá alguien de aquí haya vivido lo mismo y sepa a lo que me refiero. Inclusive, recordé una fiesta de compañeros (a la que no fui), en donde "gané" dos premios: "el más raro del salón", y el de "El más X del salón". Mundo jodido. (O yo, más bien).
Al final, me sentí más vacío y triste que contento. Supuse que si las cosas me salían bien, iba a ser un ejercicio para salir de esto, como exponerme a la convivencia y aprender de la experiencia, de mis errores. Pero la verdad no sé si gané o perdí. Sólo hablamos de banalidades. Y en el fondo, creo que ellas no estaban tan cómodas con mi prescencia (¡Pero entonces para qué carajos me invitaron!). Me hubiera gustado tener una oportunidad para platicar con alguien de lo que me pasa, de ver la reacción en el rostro de alguien a quien le confío estas cosas, a quien le hablo de mis sentimientos, de como vivo el día a día. Escribo esto y siento ganas de llorar, porque a veces la soledad me desola, quisiera tener a alguien para salir así, como ésta vez, y estar en un café, ir caminando por ahí, sentarnos en un tronco en un parque, qué se yo, y entonces que me diera la oportunidad de desahogarme, de sacar mis miedos y frustraciones. Supongo que necesitaré pagar para que me escuchen, porque tampoco es que tenga muchos amigos que digamos.
En fin, muchas gracias a quien se tome el tiempo de leer esto.