Observo que muchos de los jóvenes amigos y amigas que escriben aquí exponen la experiencia de "encerrarse en el lavabo", para estar solos, para escapar a los miedos y ansiedades de la interacción social en situaciones escolares, laborales, etc. Es algo bastante definitorio y característico.
Se me ocurre dar algunas claves de superación de estas situaciones. Parto de la base de que lo que podemos llamar por muchos nombres (fs, si se quiere, timidez para no exacerbar sus perfiles "médicos"...) es un rasgo de personalidad. Como dijo alguien, el carácter es algo con lo que te encuentras cuando puedes ser consciente de ello. De ahí que muchos digamos "soy así desde que nací", o "desde siempre".
TRABAJO.- Una alternativa razonable para las personas de estas características es buscar trabajos que les permitan conllevar su naturaleza. Debe considerarse seriamente obtener trabajo por medio de oposición. Para ello debes hacer un esfuerzo en solitario (ahí hay una ventaja) y verterlo en unos exámenes. Si lo logras está una segunda fase, la de la realidad laboral, y ahí deberás convivir en mayor o menor medida, pero disfrutarás de un colchón de derechos y de la posibilidad de que tus posibles faltas de ajuste sean, en la mayor parte de los casos, tratadas con más indulgencia que en el brutal y competitivo mundo privado. Fue una decisión que tomé hace años, y muy acertada.
NOVIOS/AS.- Yo fui también el chico que huía de las situaciones sociales y a quien le atemorizaba "salir". En realidad me salté una buena parte de la juventud casi prescindiendo de la vida en sociedad, pero no tiré la toalla hasta el punto de abandonar los estudios, sino al contrario, me agarré a ellos. El coste era elevado, y el consumo de ansiolíticos, también. Hasta los 24 años no tuve novia. Duró unos tres años. A partir de entonces se ha producido varias veces el mismo ciclo: he sido lo bastante afortunado como para que algunas mujeres se interesaran por mí, pero he pasado también largas etapas en soledad y sin necesitar nada. La necesidad es más la de ternura, afecto y compañerismo que no una intensa vida de fiestas, actos sociales e hipocresía.
Las relaciones que he tenido hasta ahora han tenido la característica de estar limitadas por alguna circunstancia. Por ejemplo, mi primera novia no quería que sus padres supieran que tenía una relación, por ello nos veíamos solos o con algunas personas que conocían nuestra situación.
MIEDOS.- De adolescente tenía miedo a hablar en público. Ese miedo me fue abandonando al hacerme adulto. Lo que me queda ahora entiendo que es básicamente una preferencia por la soledad y una mezcla de pereza y rechazo hacia determinadas formas excesivas de sociabilidad, ceremoniales, etc.