Nací en una fría tarde de febrero, a las 20:20. Tan fría era esa tarde de aquel día 28, que en esa misma noche, empezaron a caer finos copos de nieve sobre la ciudad de Barcelona.
El hombre empezaba a ponerse blanco. El médico lo miró y con su acento alemán, le recomendó que saliera de la sala de parto.
El hombre, por su propia dignidad y para no caer en redondo delante de todo el mundo, hizo caso al doctor y se fue.
-Mecaguenlaputa que cojones es mi hija, joderjoderjoder...
Mientras tanto, en la sala de parto, el bebé, es decir, yo, ya había salido por completo del vientre de mi madre. Me envolvieron en una toalla y mi madre, al verme, le vino a la cabeza esta imagen:
Aunque esta vez, E.T tenía sangre por todo el cuerpo, lloraba y aunque no lo pareciera, era un ser humano.
El padre de la criatura (yo), al entrar en la sala, se quedó perplejo.
-Tiene la cabeza de pepino...
"Tiene la cabeza de pepino" es una expresión que suele usarse con los recién nacidos a los cuales se les ha montado un parietal sobre el otro, para que el proceso de salida del vientre de la madre sea más fácil. Cosas de la naturaleza. Luego, ambos huesos del cráneo vuelven a su posición original.
Al día siguiente, mi madre le pidió a mi padre que fuera a por una botella de agua. Mi padre, pues, fue a por una botella de agua.
Pero, eh, cuidado, porque el hielo de la calle resbala.
Mi padre ya había cumplido la mitad de su misión. Botella en mano, se dirigía ya al hospital, triunfante, cuando de repente...
-¡Me cago en la ostia!
Intentó no caer, pero su intento fue en vano. El hielo es muy traicionero. Es tan traicionero y cabrón, que el hombre, al caer, cayó consigo la botella de agua, que quedó totalmente vacía. El nivel de dignidad de mi padre también cayó por los suelos. ¿Y quién no pierde la dignidad después de que el pantalón se raje por la parte del culo?
Así pues, calzoncillos al aire y botella vacía en mano, mi padre se dirigió hacia el hospital.
No sé si el mes en el que se ha nacido determina la dificultad que se tendrá a la hora de relacionarse. Ahora bien, quizás esta cadena de sucesos fueran una predicción de la futura relación que tendría yo con mi padre. Quien sabe.
P.D.: Perdón por el tocho, tenía ganas de contarlo.