Como un tren mi camino esta trazado, viajo sobre los rieles de la tristeza y la soledad. A todo vapor hacia el acantilado.
Maquinista soy de mi destino, atizo las calderas con los fragmentos de mis sueños rotos. Las llamas devoran con apetito voraz mis ilusiones, arrojando el humo hacia el olvido.
Cargo vagones vacios, solo con fantasmas del pasado, todos los pasajeros han bajado, de este expreso sin sentido.
Hacia el Sur, hacia la nada, a toda velocidad, me pierdo entre montañas blancas.
Cierro los ojos al camino, pita el silbato, último grito desesperado, todo ha acabado, silencio y descanso.