El problema creo que no sería saber qué frases son las adecuadas para expresar lo que se desea, sino saber acompañarlas con gestos y/o expresiones, que determinen el verdadero significado que queremos dotar a nuestras palabras. O mas importante aun, imprimirlas caracter con la mirada.
Es ahi donde llega la odisea de tener que controlar cada gesto y cada expresión para ofrecer una cierta credibilidad
Normalmente gesticular es un acto espontaneo, pero cuando tienes que controlarlo (como nos pasa a nosotros) luchamos contra ello y es algo antinatural, y el hecho de forzar los gestos ayuda a que aparezcan esos caretos descompaginados que mosquean a nuestro interlocutor.
Cuando sepa dejar de darle importancia a estos aspectos podré decir con total credibilidad a mi prima, la que está buena, que el hecho de contar chistes malos, temblar y decir cosas sin sentido en su presencia no significa que esté loco por sus huesos.
Mientras la convicción no me acompañe llevaré esa carga.
Hasta luego