No me gustan los llorones. Parezco dura, más que la mayoría, pero solo por fuera, por dentro soy un bizcochito. A menudo pienso que tendría que convertirme en una capulla. Volverme interesada, cruel, venenosa y utilizar al mundo en mi provecho. Pero mis principios son demasiado fuertes. Como si sirviera para algo...
Así que me mataré a pedalear en el gimnasio para tener ganas de levantarme por las mañanas.
Cogere la tabla para ver el mundo de rosa durante un par de horas de vez en cuando.
Vomitaré cada mañana que pretenda coger el autobús de la uni a la hora.
Me acostaré pronto para no tener tiempo para pensar. Y si la angustia aprieta bailaré como loca alguna cancion. Porque seamos realistas, hay personas maravillosas, pero todos somos odiosamente parecidos en una cosa: solo nos preocupamos (real y profundamente) por nosotros mismos.
Soy maleducada porque prefiero estar cabreada a estar triste. Porque me gustaría ser más agresiva. Porque no quiero ser abuela. Porque me gustaría que mi mente se diera cuenta de una **** vez de que o se pone las pilas con sus complejos chorras o acabaré trepando una pared para bajarla sin cuerda.
Ah, y yo no soy nueva, soy reincidente.
He aquí la gran adicción de mi vida.