Es lamentable darse cuenta de como uno tira por la borda todas las cosas buenas que ha tenido en su vida. Ayer por la tarde, en uno de mis solitarios paseos vespertinos me encontré con una ex-compañera de la Universidad. Nos saludamos y charlamos un poco sobre como nos van las cosas. Necesariamente tenía que mentir y decir aquello de estoy bien.
Esta breve conversación me recordó los buenos tiempos que pasé durante la carrera, las buenas migas que hice y la gente que bien me trató. Esta chica siempre me tuvo como un referente de persona estudiosa y trabajadora.
Al final de nuestra corta-no podía ser de otro modo- conversación cuando se marchaba rápidamente a buscar a su hija al jardín de infancia, lo ví claro. Todo se me escapa. Ella de lejos me dijo que a ver cuando nos reuníamos la gente de la carrera para cenar y charlar. Yo respondí que ya nos veríamos, pero sin convencimiento. El hecho de tener una cena con mis antiguos compañeros me da miedo y eso que con ellos rocé la felicidad. ¡Menudo estoy! :( .