Tenía ya desde hace algunos días el run-run de que Burgos, mi ciudad, había aparecido en el New York Times, periódico mundial de prestigio, en el que se alababa su buen gusto culinario y su interesante atractivo cultural. No es que no me lo creyese pero soy algo "tomasino", de esas personas que no se creen las cosas, las malas no y las buenas menos, hasta que las ven.
Pues bien, hoy mismo en un periódico local me he enterado de buena tinta que tal noticia era cierta. Burgos aparece nombrado, junto con Guetaria (¡oh, gran tradición cocinera la del norte de España!), en tan insigne diario, en una lista de lugares que visitar para el año 2013:
Puesto 25 Burgos España
http://www.nytimes.com/interactive/2...tml?ref=travel
Por ello no he podido sino abalanzarme, tras comer (y muy bien comer, como se suele hacer aquí), a escribir unas lineas para que el mundo FS contemple lo que esta pequeña ciudad, de aproximadamente 180.000 habitantes, representa y tiene para ofrecer.
No es ningún misterio el hecho de que Burgos y Nueva York poseen una fuerte y estrecha conexión, sobre todo para aquel que ha visitado los "Cloisters", los claustros, una especie de "monstruo de Frankenstein" levantado con restos de claustros románicos de Francia y España, que posee una gran colección de elementos arquitectónicos y decorativos de nuestra tierra, destacando, sobre todo, los frescos del monasterio benedictino de San Pedro de Arlanza (Burgos). Además, el clima gélido y ventoso es muy similar, haciendo que los burgaleses nos sintamos como en casa cuando visitamos aquella ciudad.
Desde
1964 no veíamos en ese periódico una noticia tan positiva para nuestra ciudad, pequeña pero orgullosa. El New York Times comenta que "un nuevo grupo de cocineros con mucho talento le han conferido una dinámica escena culinaria". Lo cual es totalmente cierto.
Burgos ha apostado por la cultura y por la gastronomía. La primera baza le salió "rana". Era muy difícil competir con tantas y tan buenas ciudades, mejor situadas en el terreno internacional, como San Sebastián, que fue la que se llevó finalmente el premio de "Capital Europea de la Cultura 2016". Sin embargo, ha conseguido alcanzar la Capitalidad Española de la Gastronomía, premio de consolación y, al mismo tiempo, de consolidación de lo que se está haciendo aquí desde hace algunos años.
La larga tradición cultural burgalesa mucha gente la conoce ya. Burgos, como otras ciudades de largo calado histórico, ha sido testigo de actividad humana desde los más remotos tiempos. Desde hace 800.000 años, con el Homo Antecessor, casi, casi, marca registrada del grupo de investigadores de Atapuerca, Burgos se ha reinventado una vez más, brindando contenido a la investigación paleoantropológica de los más reputados científicos. De hecho, la famosa etóloga Jane
Goodall (la de "Gorilas en la niebla") dará este mes de febrero una conferencia, ofreciendo su dilata experiencia en el campo del comportamiento animal. Burgos es una ciudad de referencia en las disciplinas que estudian la evolución humana y, gracias al flamante Palacio de Congresos, aquí podemos ver a las mentes más brillantes del mundo en la materia haciendo contacto con el gran público.
Antes ir a Burgos suponía ver la catedral, enorme y majestuosa, y bien conocida desde el punto de vista turístico. El monasterio de las Huelgas (Panteón de Reyes y retiro de nobles mujeres), la Cartuja de Miraflores, la Casa del Cordón (lugar en el que los Reyes Católicos recibieron a Cristobal Colón a la vuelta de su segundo viaje a las Indias), los yacimientos romanos de Clunia, el Camino de Santiago, todos esos hitos conviven en sintonía con una nueva preocupación: la evolución.
Pero la evolución, sin nosotros saberlo, ya era santo y seña de estas tierras llanas y austeras. Pese a que en tierras de Castilla parece que el tiempo transcurre con pereza y en esas calles empedradas y señoriales nunca pase nada... eso es totalmente incorrecto.
Aquí se pudo contemplar el ascenso de una nueva especie homo. Ellos nacieron, vivieron y murieron, y ahora sus restos osificados permanecen debajo de nosotros, guardando sus secretos celosamente hasta que los investigadores puedan desentrañarlos con sus ordenadores y herramientas, ayudados por la razón y el método deductivo. ¡Quién sabe cuantos más misterios esperan a ser desvelados! Y Burgos seguirá siendo fuente de noticias en este campo.
Pero llegó el homo sapiens y sus diferencias en el volumen craneal les hizo medrar y extenderse por toda la tierra. Atapuerca habrá sido testigo de tales luchas por la supervivencia de las especies.
Llegó el neolítico y surgieron las urbes y las grandes civilizaciones asiáticas. Demasiado lejos, esta tierra respiraba tranquila. Pero ya en tiempos históricos volvería a testimoniar un nuevo acontecimiento, la llegada de las águilas a un paraje que sería clave para conseguir la dominación de la península. Clunia en Burgos, La Olmeda en Palencia, Las Médulas y la misma León y, como no, Numancia, son pruebas palpables de que esta región sería difícil de doblegar, aún ante la república victoriosa de Roma.
Y la aventura sigue... tras la romanización, sangrienta, larga y costosa, esta tierra se transformaría una vez más con la llegada de los bárbaros visigodos y de los invasores árabes. Unas ciudades se entierran en el olvido y se fundan otras. La misma Burgos nace en el año de nuestro Señor 884, bien entrada la Edad Media, de manos del conde o
comes Diego Porcelos. Casi un siglo después Fernan González decide que Castilla (y con ella Burgos como cabeza visible-
caput castellae) es lo suficientemente grande como para formar un reino por sí misma, hecho que sucedería por el año 1065, de manos del rey Sancho, II de León y I de Castilla, del cual hablaremos más tarde.
En esa época surge otra aventura, desentrañar los misterios de los orígenes de nada menos que de la lengua española, sita en dos núcleos bien definidos:
- el
Area Paterniani, un núcleo de población nacido en torno a las ruinas de una antigua villa romana, lo que hoy en día se conoce como "Las Merindades".
- El monasterio de San Millán de la Cogolla (La Rioja)
Ambos vectores de crecimiento del castellano como lengua se basan en dos documentos de suma importancia: en el primer caso, los Cartularios de la iglesia de Sta. María de Valpuesta (siglo IX) y, en el segundo, las Glosas Emilianenses (siglo X).
Unos diez meses antes de la tan cacareada batalla de Hastings (14-X-1066), que puso a un normando en el trono inglés, el rey Sancho I de Castilla nombraba alférez, el equivalente al
magister militum de tiempos del imperio, el responsable directo del ejército de la corona, a un muchacho prometedor. Su nombre: Rodrigo Díaz de Vivar. Su leyenda, harto conocida. Su vida, algo menos. Pero, sin duda, supone todo un desafío perderse en los vericuetos y caminos que siguió en su ascenso al poder, sus luchas y batallas, y el camino más amargo, el del exilio, desterrado por un rey, Alfonso VI, hijo del anterior, celoso de su valía en las armas y temeroso ante la afrenta que suponía la cercanía del testigo de las más abyectas villanías de aquellos cercanos al poder: el parricidio.
CONTINUARA...