Caminaba por un pasillo
con los brazos extendidos
y los ojos vueltos hacia el techo.
Dicen
que he dejado de volar al andar
y me agarro a las paredes
en ellas me reflejo y contra ellas
conspiro.
Me duermo en el suelo
y con mi música sueño,
mi música que es
el crepitar de los quemados.
*
**
Si, es mío.