He tenido unos sueños bastante extraños. El último de ellos comienza en mi habitación durante la mañana. Estoy tendido en mi cama despierto y mirando al techo. No sucede nada, el ambiente es apacible, pero de súbito me invade una tristeza extraordinaria, una como nunca he sentido estando despierto. Los músculos de mi rostro comienzan entonces a contraerse para formar la grotesca expresión de esta tristeza -expresión similar a la de las máscaras de teatro griegas-, y yo, sin saber qué hacer con todo ese pesar, me levanto de mi cama y doy vueltas por mi habitación agitado. Finalmente, sin saber cómo más acabar con mi padecer, abro la ventana y salto (vivo en un cuarto piso). Ahí desperté.
El otro sueño fue bastante similar, aunque ocurrió el año pasado. Omitiré del relato algunos detalles, pues para que los entendieran tendría que perderme en demasiadas explicaciones. Estaba también tendido en la cama de mi habitación, pero no en la actual, sino que en una donde viví mi adolescencia. Entonces una voz, que no parecía venir de ningún lado y que tenía una seriedad casi religiosa, comienza a preguntarme algunas cosas con tono inquisidor. Yo, aterrado, le contesto confesando lo que podía entenderse como una falta, que es seguir atado al recuerdo de una mujer que me hizo mucho daño y que, en realidad, no veía hace años (y precisamente cuando la veía y era su novio vivía en el departamento en el que aparezco en el sueño). Al confesar esto comienza una suerte de suplicio. Me invade la misma tristeza que ya les comenté, mi rostro asume la misma expresión. Pero varían algunos detalles. La verdad es que no sólo mi rostro comienza a sentirse contraído, sino que todo mi cuerpo que ya no puedo mover a voluntad, y dentro de mi cabeza empiezo a escuchar voces demoníacas; era como si estuviera siendo poseído. Luego de un rato así, despierto.
Si alguien me ayuda a desentrañar esto, le agradeceré.