Vamos a ver... cómo cuento yo esto.
Es muy fuerte lo que me ha ocurrido esta mañana. ¡Es que te descolocan!
Bueno, al lío. Estaba yo en mi escritorio esperando clientes para atender cuando de pronto aparece una chica con su amiga. Ya antes la había echado el ojo de vuelta desde la entrada de la oficina, donde tengo mi supercajero expendedor de citas. "Uy, mira, que niña más mona". Bueno, mona no era la palabra ya que no se caracterizaba especialmente por su belleza. Siendo objetivos diré que lo que en ella se destacaba era su cuerpo bien formado que destacaba detrás de una camiseta y unas mallas oscuras (al estilo tan bien conocido por algunas chicas de aquí). Estaba maquillada con buen gusto, tenía una carita adorable, unos ojillos vivaces y una melena morena larga y lisa, vamos, una chica de las que a mi me motivan.
Y ahora estaba frente a mí al otro lado de mi mesa. Como al resto del "paisanaje" que me viene a visitar, les acompaño a la máquina expendedora anteriormente citada, que no es ni más ni menos que una terminal con acceso a internet. Las guío, a ella y a su amiga, por toda la oficina, encantado (no lo negaré) por atender alguna vez a una mujer joven. No todo iban a ser iletrados marroquíes, marujonas con la asignatura de la informática pendiente o señores con las uñas manchadas del barro de arar las tierras. Yo contento.
Realizamos todo el trámite habitual. Cuando estoy alegre (y en el trabajo no es muy fácil) alguna vez hago alguna chanza o comentario jocoso con el cliente (recuerdo un gitanillo muy simpático o un marroquí que viene día sí y día también y con los que tengo cierta confianza). Aquí se notaba algo de eso. Me noto más distendido, más relajado, es algo que me resulta muy raro con una chica muy joven, debido a la ansiedad, pero hay ciertas personas con las que me encuentro cómodo. Ésta era una de ellas.
Imagino que ella intuyó esas ganas mías de mantener una conversación, de que aquel momento no terminara tan rápido. No sé lo que sucedió. Quizás es que hay gente así. Libre, sin prejuicios, muy conectadas con sus sentimientos y sus instintos.
El caso es que cuando le di el número con el que sería citada pasado mañana (era el 67) va y me dice:
- "¿Qué número me has dicho? ¿Es el 69?" con una sonrisita pícara y, vamos, una comunicación no verbal como la que yo le había ofrecido, directa, amigable y dicharachera.
Yo no sabía donde mirar. Madre mía, había despertado a la bestia. No me di mucho margen para actuar y le repetí el número. Y va y me salta con esto:
- "Ah, el 67. Yo también... siempre pensando en verde. Bueno, vale, hasta luego."
No me lo podía creer. Una chica haciéndome chistecitos picantones. No sé si lo haría con todo el mundo en cualquier situación, igual hay gente así. Sólo digo que en otras ocasiones me hubieran temblado las piernas, esta vez simplemente lo disfruté y me volví a mi mesa con una sonrisa de oreja a oreja.
Y esta es mi pregunta para las chicas del foro. ¿Qué pensáis? ¿Ese tipo de mujeres que dan muestras tan evidentes de su sensualidad... que os parecen?
Yo ya sé que muchas de vosotras no lo haríais, algunas porque sois asexuales, otras porque sólo lo haríais con el chico del que estáis enamoradas, etc. Pero mi pregunta principal es la siguiente: ¿No creéis que las chicas que actúan de esta manera poseen una ventaja competitiva ya que sintonizan mucho mejor con las ansias y expectativas de la mayoría de los chicos?
Y también... ¿Si reprocháis este tipo de conductas tan abiertamente "obscenas" en los hombres, lo perdonaríais en las mujeres?" Y vosotros, chicos, ¿os resulta quizá algo violento tratar con estas féminas que tienen tan claro su lado más salvaje?
No sé, esta reacción me ha hecho reflexionar una vez más. ¿Se trata de la primavera que os vuelve más juguetonas? ¿Sólo hacen eso un determinado tipo de mujeres? ¿Podría suponer esa bromita un inicio de algún tipo de afinidad hacia mi persona?
Por mi parte, veo totalmente imposible cualquier acercamiento en plena zona de espera, con
tropocientos parados sin nada más que hacer que escuchar conversaciones ajenas. En un alarde de imaginación, siempre posterior al hecho causante, me ha parecido que hubiese sido buena idea haberle comentado en tono jocoso que para obtener esa cita tendría que hacer una llamada de teléfono... a mi número de teléfono personal!!!
No creo que hubiera sido capaz de decirlo pero... ¿podría haber sido buena idea o sólo otra manera masoquista de pasar un ridículo tremendo?
Nada más que comentar... os toca a vosotros/as. A ver qué os parece.
