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El acoso escolar modifica la estructura circundante de un gen implicado en la regulación del estado de ánimo.
Resumen
Un nuevo estudio revela que el acoso escolar puede cambiar la expresión de un gen relacionado con el estado de ánimo. La investigación, realizada por especialistas del Centro de Estudios sobre el Estrés Humano (CSHS) del Hospital Louis-H. Lafontaine de Canadá sugiere que este tipo de acoso modifica la estructura circundante de un gen implicado en la regulación del estado de ánimo, lo que supondría que las víctimas de este tipo de maltrato se vuelven más vulnerables a los problemas de salud mental a medida que envejecen.
Con este estudio, cuyos resultados han sido publicados en la revista Psychological Medicine, los investigadores pretendían comprender mejor los mecanismos que explican cómo las experiencias difíciles alteran nuestra respuesta a situaciones estresantes.
Sus hallazgos sugieren que el entorno, incluso el medio social, puede influir en el funcionamiento de dicha respuesta. Esta influencia se da especialmente cuando se viven experiencias de victimización en la infancia, que cambiarían tanto la respuesta al estrés como el funcionamiento de los genes implicados en la regulación del estado de ánimo, explica Isabelle Ouellet-Morin, autora principal de la investigación.
En un estudio realizado previamente por Ouellet-Morin, en el Instituto de Psiquiatría de Londres (Reino Unido), se constató que los niños intimidados segregaban menos cantidad de cortisol - la hormona del estrés- pero tenían más problemas de interacción social y un comportamiento más agresivo.
La investigación actual indica, además, que esta reducción en la producción del cortisol, que se da alrededor de los 12 años, está precedida en los dos años anteriores por un cambio en la estructura circundante de un gen (SERT) que regula la serotonina, un neurotransmisor implicado en la regulación del estado de ánimo y en la depresión.
Para alcanzar estas conclusiones, los científicos analizaron a veintiocho pares de gemelos idénticos, de una media de edad de 10 años. Los niños fueron estudiados por separado, en función de su propia su experiencia de acoso: un gemelo había sido intimidado en la escuela mientras que el otro no lo había sido.
"Puesto que son gemelos idénticos que viven en las mismas condiciones, los cambios en la estructura química que rodea el gen no puede ser explicada por la genética o por el medio ambiente familiar. Nuestros resultados sugieren que las experiencias de victimización son la fuente de estos cambios ", afirma Ouellet-Morin.
Según ella, en adelante sería interesante evaluar la posibilidad de revertir estos efectos psicológicos, así como las intervenciones que ofrecen las escuelas y la metodología de apoyo a las víctimas.
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