A mi lo que me deja flipado de este tipo de documentales es que haya gente capaz de contar sus más íntimos secretos a cámara con esa tranquilidad. En este caso el furor onanista de los protagonistas del documental lo van a conocer con todo detalle toda la gente que conocen, los del trabajo, los de la iglesia, los del gimnasio, el que les vende los kleenex, hasta los que sólo les conocen de vista. ¿Y no les preocupa el qué dirán ni las burlas que van a sufrir?
No sé, yo ni siquiera soy capaz de hablar de mi FS con mi familia y estos tíos le dicen a todo el país en hora de máxima audiencia que se la cascan 12 veces al día. Debemos pertenecer a especies diferentes.
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