A través de la ventana,
En una de esas tardes melancólicas,
que preferiría no tener.
Los cristales Dejaron ver,
Aún con mucha tierra acumulada…
Gente!!!,
Que se desplazaban por las entrañas de la calle
Persiguiendo objetivos, dotadas de religiones a las que yo preferí ignorar.
A mí nada ni nadie me puso ante ningún Dios,
Por qué creer entonces en uno como ese…
Creo que mis crucifijos y talismanes siempre colgaron de mi cuello,
Por la simple necesidad de formar parte de un estándar,
Para cubrir a mi cuerpo de su desnudes.
Entendí que cada uno lleva algo de cada detalle
Que llamó la atención en su formación.
Que estas diferencias son aquello que da sentido a vivir,
Conocer, entender y así cambiar de parecer.
La calle.., tuya y mía, marca tendencias, modas
Que después uno verá si seguirá….
Otras veces…, en cambio,
me escapo de ese mundo compartido.
Sin tomar en cuenta las manías, los olores y costumbres de la muchedumbre
Y me paseo por mundos ficticios,
Hasta a veces solitarios,
Escondido en nombres y cuerpos diferentes
Pero que irradian la energía de mi alma,
La real.
Así es que entiendo lo distintas que serían las cosas
Si existiera un Dios,
Y ese tan poderoso fuera yo…
A esta altura, ya inmortalizado.
Amaso el planeta tierra a mi antojo.
Entre lo habitantes de mi tierra
Otra vez aquel que yo una vez fui,
Antes de convertirme en su Dios.
Pero la mano de mis hombres, ya no podrá talar
Y hacer efímero el verde de mis árboles.
No podrán romper el equilibrio de mis ecosistemas
Así por qué sí, por un suceso de avance y evolución.
Sería yo el Estado intervencionista que el capitalismo
Y la incesante búsqueda del lucro no supo implementar.
Manos invisibles como la de Smith,
No existirían siquiera en bibliotecas de exiliados a la luna.
El egoísmo individual,
No puede llevar logros a la colectividad.
Estos hombrecitos tampoco tendrían que rezar,
Para que de mágica manera
los acuda a ayudar.
Ni tendrían que venir a casas que no habito
Para la misa de los domingos.
Ni librarse de pecados,
Por personas,
Que dicen tener mi bendición.
Después desperté, logré escapar de mi imaginación
La gente seguía allí y yo…uno más,
Supe que había perdido mis poderes.
Ramiro Fernandez Suarez