Por supuesto. Durante el coito, los 5 litros de sangre que se acumulan en tu miembro viril forman un gran coágulo compuesto por nanoproteínas computerizadas que, en el momento en el que tu aparato roza las viscosas paredes vaginales en movimientos de vaivén con oscilaciones dentro/fuera (2 por segundo), el coágulo eclosiona a causa de la presión y provoca una retroeyaculación sanguínea que recorre todo tu cuerpo y llega hasta el cerebro para depositar dichas nanoproteínas en tus neuronas más debilitadas, proporcionándote de inmediato una función cerebral mucho más eficiente y en consecuencia, un rostro de expresión más avispada.
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