Yo también pienso que la cuestión está en saber de qué hablar, no solamente saber hablar. Y también por supuesto la personalidad, porque si no eres hablador pues no hablas mucho, es de cajón. Yo escucho más que hablo.
También es cierto que mido mucho las palabras que voy a decir, tengo que poner en marcha los dos núcleos de mi procesador, y a veces no se llega a procesar tan rápido como para poder dar las palabras justas.
Al salir poco y conocer pocos sitios y gente, pues también surge el problema de que cuando estoy en una conversación y todos empiezan a nombrar sitios, a gente…y tal, pues no tengo ni pajolera idea de que hablan, y entonces surge ese momento que te miran, esperando a ver qué dices…..¿y a ver qué coño digo? Y es cuando quedas como un tonto, o te dicen: “¡hey habla hombre, di algo!”. Y claro, como no tengo ni idea, pues eso es lo único que podría decir: “algo” :P Además que entonces, si me hacen eso, aun me pongo más nervioso.
Y si surge la posibilidad de meter algo de conversación, no duro ni 2 minutos. Me escuchan y tal, parece que me prestan atención, pero digo yo que el tema les debe aburrir horrores, porque no tarda en saltar alguien a desviar la conversación a otro tema, y ya está, ahí acabo mi monologo jaja Quien fuera Buenafuente…ains….jajaja
Esto que digo me ha ocurrido y ocurre la mayoría de veces, no siempre. Por suerte a veces estoy con personas con las que poder hablar y sentirme cómodo escuchando y hablando. Son pocas las ocasiones, eso sí.
Cita:
Iniciado por Tartamudo
La mayoria de las veces solo se habla de banalidades, chorradas que si te paras a pensar en ellas te dan ganas de parar la conversación y decir:
¡Espera!..¡¡¿De qué cojones estamos hablando?!!
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Por cierto, lo de “ ¡Espera!, ¿De qué cojones estamos hablando?” Se parece bastante al título de este blog:
http://maiquemasque.blogspot.com/
Un saludo