Esto lo encontre por ahi.. lo encontre interesantisimo =O! pero largo.. ojala se dieran el tiempo para leerlo
Primero que todo creo que está de más decir que el miedo es el mayor enemigo de la felicidad.
Este sistema del miedo es nuestro depósito de traumas pasados, tribulaciones, temor al futuro y terrores instintivos arcaicos.
Las fuerzas de la evolución, por su propia naturaleza, dotaron de un poder tremendo a este sistema del miedo, porque en las primeras y brutales épocas de la humanidad, solo el miedo nos mantenía vivos. Nos daba la espeluznante capacidad de saltar a la acción a la primera insinuación de peligro. La reacción del miedo automática se hizo más rápida que la experiencia del sentimiento de amor, más rápida que cualquier otro acto humano. Y así sobrevivimos. Pero al hacerlo quedamos programados para tiempos difíciles.
Claro que es absurdo culpar a Dios o a la naturaleza por haber colocado primero la supervivencia, porque la alternativa obvia es la extinción de la especie. Pero ¿a dónde vamos desde aquí?¿A una vida de sentido y alegría? ¿U optamos por la mera subsistencia biológica?
En la sociedad de hoy, para la mayoría, la supervivencia se ha convertido en un asunto apacible: ir al trabajo, pagar facturas y listo. Ya no necesitamos un pozo de miedo primordial para que nos impulse a huir de un mastodonte mediante una descarga de adrenalina. De todos modos aunque ya no necesitamos la red de conexiones neurológicas que nos sacó de la Edad de Piedra, seguimos teniéndola (la evolución es muy lenta).
Afortunadamente esto se nos ha compensado con el neocórtex humano, que es la parte mayor de la corteza cerebral y principal zona de intelecto. Es creativo, intuitivo, intelectual y espiritual. Y la cede física de la felicidad.
Con nuestras capacidades neocorticales podemos superar las limitaciones de la evolución y liberarnos de los miedos que frustran la felicidad.
Los miedos seguirán viniendo siempre. Pero podemos superarlos, ése es nuestro don evolutivo y el camino de salida de la oscuridad del pasado, hacia la luz.
El miedo no surge como terror que roe las uñas y enfría los pies, sino que aflora en forma de rabia, perfeccionismo, pesimismo, ansiedad moderada, depresión y sentimiento de soledad o aislamiento.
A veces, cuando nuestros cuerpos y mentes son golpeados por la vida, sólo el espíritu logra mantenernos vivos. La mente, cuerpo y espíritu, juntos nos pueden hacer felices.
El miedo no es solo un pensamiento. La tela del miedo está tejida en el cerebro, formando una entidad neurológica tan antigua como la humanidad.
El sistema del miedo es insidioso y muy engañoso. Cuando estamos atormentados por las muchas caras del miedo (perfeccionismo, obsesión, inseguridad, timidez, sentimiento de culpa) solemos intentar encontrarle sentido a nuestro sufrimiento suponiendo que algo va mal en nuestra vida: “Son mis padres” “Es mi trabajo”, etc. Cuando no logramos encontrar nada a lo que echarle la culpa, solemos CREAR PROBLEMAS, para que al menos nuestra vida externa esté en consonancia con el torbellino interior.
Pero la angustia crónica solo tiene sentido cuando se comprende la biología del sistema del miedo.
· El primer elemento del sistema del miedo es el tronco encefálico que es una de las tres zonas principales del encéfalo y la primera que se forma en el útero materno. El tronco encefálico es la primera parte del cerebro que evolucionó en los animales hace 100 millones de años. Los primeros animales en la Tierra (reptiles) solo tenían tronco encefálico. Por esto al tronco encefálico se le llama cerebro reptil (contiene los miedos instintivos y es incapaz de pensamiento superior. No es capaz de procesar emociones complejas como el amor)
· Hay otra zona de almacenamiento del miedo, en la segunda parte del cerebro que evolucionó, el cerebro mamífero, la segunda parte del cerebro que se desarrolla en el útero materno. Una residente del cerebro mamífero es la otra culpable importante de la sinfonía neurológica del miedo: la amígdala, que es un centro de memoria de las emociones; en particular almacena los recuerdos de las experiencias dolorosas y de amenaza o peligro. La amígdala no es tan primordial como el tronco encefálico; tiene cierta capacidad para evaluar los miedos, aunque no mucha, es el almacén primitivo de lo que nos asusta.
La amígdala está directamente conectada con la parte de acción del sistema del miedo: las glándulas endocrinas, que producen las hormonas. Las hormonas tienen muchas funciones, como proteger el cuerpo del peligro y asegurar la supervivencia. Las principales hormonas de supervivencia son la adrenalina y el cortisol, llamadas a veces hormonas del estrés (o del miedo). Estas hormonas nos capacitan para correr más rápido y luchar con más desnuedo. Provocan la liberación en el cerebro de los neurotransmisores excitadores, que intensifican el estado de alerta. Pero al hacer eso generan más síntomas físicos del miedo, entre ellos aceleración del ritmo cardiaco, elevación de la presión (o tensión) arterial, nerviosismo, inquietud, desánimo e insomnio. Éstos a su vez refuerzan la emoción del miedo y pueden generar una espiral de ansiedad.
En la prehistoria el tronco encefálico, la amígdala y el sistema endocrino humano eran muy útiles, porque en ese tiempo casi todas las amenazas eran físicas. En los primeros tiempos las personas realmente agotaban sus hormonas del estrés extras. Pero hoy en día en este sistema del miedo suele ser dañino, porque actualmente las amenazas a las que nos enfrentamos son generalmente abstractas: malas notas, desaprobación del jefe, exceso de gastos, etc. Cuando uno está sentado frente a su mesa de trabajo no es útil tener el corazón acelerado ni la tensión arterial por las nubes. De hecho esto puede ser mortal.
De todos modos, los restos biológicos del pasado nos acompañan. Mientras vivamos, cada uno de nosotros debe escuchar esta sinfonía del miedo, dirigida por el cerebro reptil y la amígdala.
· La tercera parte principal del cerebro es el neocórtex, fue la última parte del cerebro generada durante la evolución, es la última que se desarrolla en el útero materno. En el neocórtex está localizado el intelecto (razonamiento abstracto y almacenamiento de recuerdos lejanos), es también el sitio físico del espíritu humano, lo que vincula el intelecto con la intuición y el subconsciente. El espíritu humano trasciende los límites de la razón y la experiencia.
El neocórtex evalúa los mensajes de las zonas inferiores del cerebro, entre ellos los constantes gritos de temor que salen del cerebro reptil y la amígdala. Tiene la capacidad de decir “No pasa nada, tranquilízate”. A veces estos mensajes proceden del intelecto, otras del espíritu, con su riqueza de conocimiento intuitivo
Estos mensajes son nuestra salvación. Brotando del neocórtex, la coronación de la evolución, estos mensajes de consuelo y seguridad son la recompensa definitiva por haber evolucionado.
Pero muchas veces no los escuchamos y quedan ahogados por el ruido blanco del miedo.
¿Por qué permitimos que ocurra esto? Porque a veces es más fácil; porque el miedo llega más rápido; porque estamos agobiados o agotados; porque eso hacían nuestros padres
Porque somos humanos.
En todos nosotros hay un delicado y movedizo equilibrio entre el poder del cerebro reptil y el poder del neocórtex.
El espíritu debe dirigir; esa es la clave de la felicidad
"Lo que sabe la gente feliz", Dan Baker
, me ha tomado varios minutos leerlo ...invito a que todos lo hagan
