1. Procura cuidar a la persona que hay en ti cada día. Si tú no te preocupas de ti mismo, por qué lo van a hacer los demás.
2. Cuando te sientas deprimido, ten en cuenta que la depresión suele estar cargada de sentimientos de tristeza y enfado. Averigua por qué estás triste o enfadado para poder remediarlo.
3. Cuando el mundo parezca frío, hostil y poco acogedor, refúgiate en un lugar apacible dentro de ti mismo.
4. Cuando tengas que hacer algo que te produce ansiedad (como pronunciar un discurso o enfrentarte con alguien), cierra los ojos, respira hondo y relájate.
5. Luego imagínate realizando con calma y confianza en ti mismo eso que tanto te fastidia.
6. Cuando otros te critiquen, escucha atentamente. Examina si te están proporcionando información útil o hablan movidos por sus propios temores y necesidades.
7. Si has cometido un error, trata de enmendarlo. Si otra persona ha resultado perjudicada, pídele perdón y, si es el caso, compénsala. Reflexiona sobre lo que has aprendido y olvida el incidente.
No intentes motivarte criticándote a ti mismo, sólo conseguirás sentirte peor. Recuerda, en cambio, tu capacidad y tus habilidades.
8. Cuando tengas demasiado trabajo, no malgastes tu energía agobiándote por la cantidad de cosas que tienes pendientes. Establece prioridades y confía en tu capacidad.
9. Si te aburres, haz una lista con todo lo que te gusta hacer. Y otra con las cosas que aunque no las has hecho nunca, sabes que te esperan.
10. Cuando estés impaciente esperando algún acontecimiento, considera un regalo el tiempo de espera. Aprovéchalo para saborear lo que tiene que venir y disfruta el momento presente.
11. Cuando te des cuenta de que tu comportamiento no es razonable, perdónate a ti mismo. Date un paseo o cambia de ambiente. Intenta solucionar lo que te pasa y trata luego de empezar de nuevo.
12. Cuando creas que estás siendo demasiado exigente contigo mismo, procura descubrir los motivos que te inducen a ello. ¿ Intentas satisfacer tus propias necesidades o simplemente adecuarte a las expectativas de los demás?.
13. Cuando trabajes demasiado duro o durante muchas horas, considera si es realmente necesario. Puede haber algunos sentimientos de tristeza, enfado, rencor o miedo que estás intentando evitar.
14. Cuando alguien solicite tu atención y no puedas atenderle en ese preciso momento, no te sientas culpable por no decir que no. Puedes ser igualmente atento reconociendo tus propias limitaciones. ”NO”, puede ser también una respuesta amable.
15. Cuando eres demasiado solícito al cuidar a otra persona, probablemente lo que buscas es que otros cuiden de ti. Utiliza esa energía para averiguar cómo puedes obtener por ti mismo lo que necesitas.
16. Cuando experimentes una pérdida, no reprimas tus sentimientos, laméntate, enfádate y llora si quieres. Y no permitas que nadie te diga que no tiene importancia o que deberías haberlo superado ya.
17. Si te sientes vacío y experimentas tristeza, añoranza o soledad, procura llenar ese vacío con buenos sentimientos: recuerda todo lo positivo que has hecho y que tienes.
18. Cuando tengas que hacer algo que te cuesta, sé amable y comprensivo contigo mismo. Si realmente debes hacerlo, hazlo; luego recompensa tu esfuerzo de una forma especial y sencilla.
19. Cuando estés avergonzado admítelo. Sentir vergüenza es humano, no tienes porque ocultarlo.
20. Si alguien intenta hacerte sentir culpable, descubre qué quiere de ti.
21. Cuando tu enfado sea desproporcionado a su causa, probablemente se deba a una experiencia similar anterior. Recuerda cuándo te sentiste así y descubre si estás tratando de que se te reconozcan unos sentimientos que se ignoraron en el pasado.
22. Si deseas que alguien haga algo por ti, díselo. Lo que recibes de los demás no vale menos por habérselo pedido. Su amor no se mide por su capacidad de leer tu pensamiento.
23. Si el éxito ajeno provoca en ti una actitud silenciosa, incómoda o crítica, examina lo que se oculta tras tu reacción. El éxito de los demás no te rebaja en absoluto. Tu vida no necesita competir con la suya.
24. Si tus sueños se quiebran, recoge los fragmentos y guárdalos. Entre los sueños rotos suelen encontrarse astillas de esperanza.