Últimamente ando más reflexivo (en parte gracias a este foro) y bueno volví a escribir luego de años, es de lo que sentí al llegar hoy a casa este cuento breve, ojala les guste.
Si pasas por mi casa, ni bien cruzas la puerta lo primero que verías, por sobre todas las cosas, son libros. Libros de historia, de filosofía, de lengua y literatura.
Los libros de historia revisan cómo nuestro país ha llegado hasta la situación actual. En sí los libros ya son viejos, pero mi padre reniega de los autores nuevos.
Los de filosofía explican sistemas, y sobre todo nos hablan de "El Sistema". Estos no los he leído, me los han relatado.
Los libros de lengua y literatura pertenecen a mi madre. Fueron objeto de estudio en su formación académica y su obsesión durante toda su vida.
Vivir entre tal acumulamiento de lo que suele llamarse conocimiento alguna vez me producía orgullo. Me hizo sentir que nuestra vida reparaba en lo importante; por ¿vivir? tapado de palabras, palabras nacidas de la razón del hombre.
Hoy, por alguna razón, al cruzar la puerta de mi casa no sentí ese orgullo, sino vacío. Aceptando que no conozco las palabras importantes, pues nunca las he oído.
Muchas gracias por leerlo, desde ya se aceptan todo tipo de comentarios y sugerencias.