Ya sabrás de lo que hablo, esa sensación inevitable... cuando tienes una vida estable, trabajo, dinero, alimento. En fin, no tienes supuestos motivos para sentir tristeza. Sin embargo de repente viene, te toma desprevenido/a, y de repente se va, pero no es cuando quieras, porque no eres tú el que decide. Esas ganas de estar en cama, sin estar cansado físicamente; de sentirte solo/a y no querer nada más... pero pasa el tiempo y de repente en un chasquido ya estás mejor.