Poder acariciar a alguien... es poco lo que puedo pedir y, menos aún, exigir...
Los escasos momentos en los que una mujer me ha pasado la mano por el hombro los recuerdo y los atesoro en mi memoria como si fuesen oro fino.
Mientras otros y otras están casados y a la vez buscan amistades de sexo contrario para hacer deporte, en el trabajo, o aficiones... amantes, prostitutas o simplemente compañeras de barra de bar, yo tan sólo busco momentos de ternura, de cariño, singulares y únicos, concretos y concisos, perlas en un mar negro de soledad. Que pena me da cuando ellos pierden algo tan preciado como es el amor en aventuras de dudoso objetivo.
Sueño con poder decir algún día: "Esta es mi mujer" ... pero ya ni veo su rostro, ni imagino formas, caracteres o personalidad. Miro en la calle y digo: "esta, aquella o la de más allá". Cualquiera me sirve.
Pero siendo ambicioso, pudiendo entender que se ha descorrido un velo que nos permite realizar todo aquello que deseamos como tan sólo un pobre adolescente lleno de ilusión alcance a imaginar, entonces no hay dudas. Y una sola figura se destaca entre el remolino de gentes que se agolpan en mi mirada: Ella.
No te vayas
¿Quién sabe a que nuevas cotas me hará llegar su desaparición? La locura o la perfección, la superación está justo al otro lado. ¿Podré llegar algún día?
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