En todos los debates sobre política nos olvidamos de algo esencial y es que los encargados de realizarla son las personas, por lo tanto, cualquier ideología política estará condenada a las miserias que representa el ser humano, así como su desmesurada ambición.
Alguien escribía cómo era posible que hubiera tantos participantes en la encuesta que votaron por opciones de izquierda. Desde mi modesto punto de vista es lógico. La izquierda, por lo menos desde el marco intelectual, defiende el respeto a la diversidad y la igualdad de oportunidades entre todas las personas. Por lo tanto, si nos consideramos distintos a los demás quizás nos veamos más recompensados por sistemas políticos donde no se persiga a los que no son "perfectos" (aunque la visión que se hace de la perfección en determinados regímenes deja bastante que desear), abriendo el abanico a otras maneras de vivir y entender el mundo.
Por ejemplo, en el conservadurismo religioso o en el fascismo, exponentes superlativos de la derecha, es probable que fuéramos machacados por ser tímidos, por no estar integrados en "el cuerpo social", por no seguir al líder a pies juntillas, por tener muchas dudas sobre verdades que se consideran incuestionables.
El liberalismo sería más respetuoso, aunque es bastante incoherente en sus planteamientos (los denominados "liberales", por lo menos, en
España tienen un apego cutre hacia conceptos como la patria, la bandera, el himno, las tradiciones...). En el mundo anglosajón se denominan liberales a los que, en teoría, son más progresistas, de todas formas un modelo como el capitalista donde impera el poder del dinero, de la imagen y del consumo nos ha destrozado. ¿Cuánta gente de aquí no se siente fatal al ver las imágenes en los medios de comunicación sobre los ideales de belleza o de talento?; Y no mencionemos el daño que nos ha provocado el no ser consumistas por no tener vida social para realizar ese dispendio. Sin embargo, pese a ser motivo de orgullo, nos sentimos peor por no tener lo último en tecnología, no acudir a las fiestas de lujo, no gustarnos las tendencias sedicentemente vanguardistas...
Empero, toda moneda tiene su reverso. La izquierda, además de abogar por un mayor pluralismo pone un énfasis perverso en la colectividad demonizando cualquier tipo de pensamiento individualista. No podría sobrevivir en un modelo marxista donde su teoría inicial pasa por englobarnos a todos en un grupo social (proletariado o trabajadores). Puede que tengamos puntos en común y que nos diferencien de la clase más privilegiada, lo cual no es óbice para que existan muchas y enormes diferencias entre cada cual. El gregarismo también alcanza a la izquierda, amén de un mesianismo ridículo que se creía superado por el tiempo. Ver a gentes que se dicen progresistas alabar a tipos como
Chávez,
Castro o
Evo Morales (el de los pollos transgénicos que nos vuelven homosexuales
) es patético. Aunque no menos que lisonjear a energúmenos como
Sarkozy,
Merkel o
Rajoy.
Para finalizar, retomo la idea inicial. Por muchas buenas palabras e intenciones que proponga una teoría política, la praxis la derrumbará porque somos las personas las que tenemos que ponerlas en marcha. Es decir, se pone a un lobo a cuidar el gallinero.
PD: Por elegir algo me quedaría con el republicanismo de los buenos tiempos de
la Revolución Francesa .