Yo no los llamo mascotas, y aunque mi afecto por ellos es cuestionable, difícil de demostrar salvo cuando la muerte se aparece, siempre los he considerado más familia que mi familia.
Los vivos: Capuchina, Maiko, Beba, Burundi, Scooby, Mushu, Flor, Chokita, Chucky, Dizzy, Vodka, Bala, Lili, Benji, Nico y Kirjava.
Y los que se han ido: Misha, Isis, Kron, Piolín, Ardilla, Misty, Charlie y, apenas hace casi dos semanas, Anastasia.
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