Hace poco mi madre me contó que ha tenido amantes. Hoy me enteré de que mi padre también. Esta última me ha generado más conflictos. Llamó a mi celular la madre de la amante de mi padre, me contó algunas cosas que me hicieron darme cuenta, y después me pidió que no dijera nada. Odio cuando la gente me pide que mienta. ¿Por qué habría de contarlo, en primer lugar? No traería nada bueno, excepto peleas. No sé ni como lo diría. Pero cuando me prohiben bajo cualquier circunstancia decir algo, me siento terriblemente mal. Siento un nudo en la garganta. Mi padre fue muy estricto y me puso unos límites inquebrantables cuando era pequeña, si mentía, así fuera la mentira más pequeña, me dejaba de hablar durante días, o me gritaba y se portaba violento, si hacía trampa en un juego, me sacaba del juego, vaya. Me enfurece que sea él el que me pida mentir en muchas ocasiones, cuando quiere ocultarle a mi madre lo que ha hecho. Incluso miente y me echa la culpa para que yo sea a la que le llamen la atención cuando llegamos tarde a casa porque él se retrasa, en lugar de ello, él cuanta que he sido yo la que sale tarde de la escuela y no se apresura. Creo que es mitómano, no puedo confiarle nada y odio sentirme tan mal cuando tengo que ocultar algo por él. Pero tampoco veo que haga ningún bien ir a contarle a mi madre que tiene una amante, solo complicaría las cosas que de por sí ya están hechas un asco. Siento nauseas de pensar en ello.