Cita:
Entiendo por mal karma tener una especie de mal de ojo, vidas pasadas o quien sabe. Pero sobretodo, lo entendería de la siguiente manera: nos han dado tanto por culo que estamos amargaos, y eso hace que estropeemos todo lo que tocamos.
No se si pondrá eso en wikipedia, pero es lo que quería decir desde un principio.
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Cita:
Si la mayoría somos inseguros, tenemos complejo de inferioridad y baja autoestima, eso se proyecta al exterior y la gente se aleja, o se ceba para reafirmarse en su superioridad. A algunos un inseguro les resulta muy útil para su ego. Del árbol caído todo el mundo hace leña...
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Estoy mal y por lo tanto es completamente natural que me sienta mal, que ese estar mal genere un sentimiento de malestar. O bien como me siento mal, como siento cierto malestar, deduzco que irremediablemente estoy mal, que hay algo en mí que no está en su sitio, que no es lo que debería ser, ya que si todo estuviera bien, no sentiría esta desazón, este malestar, este no poder estar conmigo mismo en ningún ahora y en ningún aquí. Lo que hay es un malestar que objetivamos en un estar mal. ¿Se capta la diferencia?
Quiero no estar ni aquí ni ahora con este yo que me incomoda, que me constriñe, con este yo que me disgusta profundamente. ¿Quiero realmente dejar de ser este yo que es malestar? Veamos, ¿de qué atributos, cualidades, recuerdos, pensamientos, sentimientos, recuerdos de sentimientos, estaría uno dispuesto a renunciar para dejar de sentir este malestar? Hagámonos esta pregunta con sinceridad, sin creer que por elegir este o aquél atributo seré más listo, me conoceré mejor a mí mismo aunque admita que no soy capaz de renunciar a él. No se trata de una competición, de una prueba de nada. Sólo quiero saber a qué estaría yo realmente dispuesto a renunciar.
Nos hemos acostumbrado a este malestar. Yo, este yo que lee, que piensa, que ve y oye, ahora, este yo es también este malestar. Yo soy esta sensación de frustración, esta desazón, este no poder parar y sin embargo no ir hacia ningún sitio. Yo soy todo esto además del que lee, del que piensa, del que a veces rie o se enfada. Soy también este malestar, llámalo fobia social, llámalo timidez, lo que sea. Me pregunto, ¿hasta qué punto estaría dispuesto a renunciar a mi malestar, el cual soy yo? Yo soy también ese malestar ya que está conmigo, aunque sea un mal estar, mientras lo siento está tan en mí como lo que veo, lo que oigo, lo que huelo, lo que pienso. Creo que realmente, realmente yo no estoy dispuesto a renunciar a mi malestar, a borrarlo, a destruirlo, a extinguirlo completamente. ¿Qué quiero entonces respecto a mi malestar? ¿Qué queremos hacer realmente con este malestar tan nuestro, tan profundo, tan enraizado? Queremos, tal vez, eliminar la sensación, el sentimiento, queremos dejar de sentirnos así. Pero, ¿es realmente esa sensación aquello que está mal en nosotros, o mejor dicho, aquello que nos hace sentir que hay algo mal en nosotros? ¿Qué pasa cuando se corta el tallo de un árbol? Vuelve a salir otro. ¿Estoy mirando entonces cuando pienso en mi malestar en el fondo del asunto? ¿Hay acaso una causa de ese malestar? ¿Debo entonces eliminar esa causa para que desaparezca el malestar? Y si esa causa está en mi pasado ¿cómo voy a eliminar algo a lo que en verdad no tengo acceso? Puedo recordar, traer el recuerdo de lo que sucedió, traer el recuerdo de esa causa pasada, pero ¿puedo traer el suceso que ya pasó hasta el presente? Ciertamente parece que ante la imposibilidad de realmente cambiar el pasado, debamos aceptar el pasado. ¿Qué significa que acepto lo que pasó? Tal como pasó, ha de ser así. Esta es una fórmula. ¿Me satisface? Tal como pasó, ha de ser así. Lo que sucedió debía suceder así. No, no me satisface. Si en ese pasado, cuando era presente, yo hubiera hecho algo distinto, o hubiera ocurrido en ese entonces algo distinto, tal vez todo sería ahora distinto, en este presente actual todo sería menos desagradable. No podemos dejar de pensar que las cosas
podrían haber sido distintas. Eso es lo que nos angustia, lo que genera congoja tal vez. Por mucho que yo me repita que lo pasado pasado está, siempre, siempre, se impone ese podría. Está pues la creencia presente, hiriente, candente, de que las cosas
podrían haber sido distintas. ¿Qué es esto pues? ¿Qué es esta creencia constante, obsesiva, que nos quema? Las cosas podrían haber sido distintas si... si hubiese sucedido algo, si hubiese sido valiente, si me hubiese atrevido, si la suerte hubiera estado de mi lado, si... y así mil razones más.
¿Qué pasa aquí? ¿Qué sucede? Conforme me voy cuestionando las conclusiones que creía tan ciertas y firmes, van surgiendo más y más cuestiones que ponen en duda lo que daba por cierto. Parece como si fuera en pos de un objetivo, de la causa real de esta sensación que ahora, ahora mismo, hace que la perspectiva de hacer cualquier cosa, la prefiguración, el imaginar que hago esto o aquello, se me presente como aburrida, amedrentadora, comprometedora, etc. Pero lo único cierto es que me siento mal, y uno no quiere sentirse mal, quiere sentirse bien. Mientras me siento mal imagino qué es lo que puede hacerme sentir bien, imagino, trato de ver qué es lo que se opondría a este malestar. Estoy aburrido, e imagino que leer algo, o ver una película o jugar a un juego se opondrá a este aburrimiento, que automáticamente haciendo eso, como hemos imaginado que son cosas divertidas, el aburrimiento desaparecerá. Pero curiosamente, mientras juego, mientras leo o lo que sea que haga para divertirme, el aburrimiento acecha, sigue ahí, tapado, oculto, sepultado por la diversión actual. Pero luego vuelve tal como era, y necesito de nuevo renovar su opuesto, y busco de nuevo algún divertimiento. Si me siento mal al estar con las personas en general, si me siento incómodo, ¿qué hago? Puedo alejarme de ellas, atenuar al mínimo su presencia e incluso la posibilidad de su presencia. Ahí obviamente el problema sigue, continúa, y nos damos perfecta cuenta de ello. O bien puedo decidir avanzar en la dirección contraria. Si las personas me incomodan, me dan miedo y considero y he llegado a darme cuenta que no es un miedo natural (como lo sería por ejemplo huir de un fuego, de un animal obviamente peligroso), trato de oponerme a ese miedo, no me quiero dejar llevar por él, y me opongo a ese miedo. Y sin embargo si llegamos a estar con otras personas, seguimos llevando ese miedo, esa incomodidad con nosotros, la cual intentamos negar, tapar, con la presencia de otra persona, tratando de negar que estar con otra persona me hace sentir incómodo, mal. ¿Qué sucederá entonces? La situación será ciertamente tensa e incómoda, lo cual no hará sino confirmar y justificar aún más el miedo que ya llevábamos. ¿Entonces uno debería superar su miedo a algo antes de enfrentarse a ese algo? Esto parece no tener mucho sentido. ¿Debe uno seguir enfrentándose con lo que le genera miedo para acabar acostumbrándose? A base de la repetición y experimentar una y otra vez el estar con otros, voy acumulando confianza al ver que no pasa nada malo. Pero ¿qué sucede si en una de esas ocasiones realmente ocurre algo malo, algo que confirma nuestro peor miedo a esa situación concreta? Perdemos una parte de esa confianza, o toda si es muy intenso ese algo malo. Y volvemos a empezar. Tampoco me parece que eso sea una solución, más bien un "ir tirando".
No sé, todo esto es sólo una parte de todo lo que se puede cuestionar respecto a ese sentirse mal, sentirse inferior, ser tímido, miedoso, etc. Ciertamente todo parece muy complicado así, en palabras, demasiado denso y absurdo. Y la verdad es que si son sólo palabras, no me satisfará en absoluto.