Los estados de ánimo se contagian en cierto modo.
Parece bastante lógico que si desprendemos estados negativos, los demás tengan tendencia al "rechazo", no por nosotros mismos, sino por la negatividad que podamos transmitir: nervios, ansiedad, etc.
Lo bueno es que sabiendo esto, siempre podemos esforzarnos en que sea al revés.
Supongo que os habreis dado cuenta que cuando estamos bien, positivos y tranquilos, la gente parece respondernos mejor.