Yo he comprobado muchas veces que hay una emoción, una sensación, bastante más poderosa que la timidez, el qué dirán, el querer pasar desapercibido, en fin, más poderosa que la fobia social o evitativa en general, me refiero a la rabia, a la ira. A veces me he visto en la calle gritándole a algún garrulo que casi me atropella por su culpa, y también me pasó una vez con un jefe. En el fondo el tío era buena persona porque otro cualquiera me hubiera despedido.